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Los cazadores cazados: Hacienda acecha a los españoles que van de safari

En el año 2012, la monarquía española se tambaleó cuando salió a la luz una foto del rey Juan Carlos I, con escopeta en mano, delante de un elefante muerto. El público global se indignó, no sólo porque el rey hubiese estado cazando una especie vulnerable, sino también porque lo hacía mientras su país estaba en plena crisis. Hoy en día, uno puede creer que los safaris de caza mayor (la cacería de cualquier animal más grande que un zorro) son una práctica poco común, reservada a un grupo muy exclusivo de personas, pero en realidad no es así.

Aunque es cierto que la cantidad de españoles que participan en estos safaris ha caído dramáticamente: entre 2007 y 2012 se importaron 8.522 ‘trofeos’ de caza, mientras que en los últimos años han sido 263, según los datos del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Convenio CITES). A su vez, las importaciones españolas también son menores a las 421 de Francia o las 1.281 de Italia. Sin embargo, España es líder en la Unión Europea en la caza de leones, superando con creces a los otros miembros: 249 ‘trofeos’, frente a los 35 de Italia, los 52 de Francia, los 112 de Austria o los 151 de Alemania.

La caza es una afición con muchos seguidores en España con su escopeta. Foto: Getty Images.
La caza es una afición con muchos seguidores en España con su escopeta. Foto: Getty Images.

Ahora bien, no se puede continuar hablando del tema sin abordar algo fundamental. ¿Por qué se sigue permitiendo la caza de especies amenazadas en primer lugar? Varios países de África no tienen la infraestructura o el capital para proteger y financiar el mantenimiento de sus reservas naturales. Por ello, el turismo y, en particular, los safaris ‘legales’ de caza mayor, representan una fuente de ingresos muy importantes para la conservación.

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El Convenio CITES reconoce que “las áreas de caza, cuando son bien gestionadas, son reconocidas como una herramienta fundamental para la conservación de la vida silvestre a nivel mundial”. Esta relación paradójica es criticada duramente, pues aumenta la vulnerabilidad de muchos de estos animales. Debería haber una manera más sostenible de mantener las reservas sin recurrir a la caza.

El Ministerio de Hacienda se pone serio

Recientemente, los españoles defensores de los animales se han encontrado con un aliado inesperado: el Ministerio de Hacienda. Ha impuesto algunos cambios significativos en el importe aplicado a los ‘trofeos’ animales en España, multiplicando el IVA por veinte en varios casos.

Hasta hace poco, el departamento de Aduanas de la Agencia Tributaria calculaba la base imponible del impuesto por el bien en cuestión a partir de la factura del taxidermista. Pero de ahora en adelante, se usará como indicador el precio pagado por el derecho a cazar un número de animales en el safari. Esto significa que, por ejemplo, un cazador que pagó para disparar diez animales tributará en base a ese precio, haya abatido los diez o uno solo. En consecuencia, la ‘tasa de abate’ puede llegar a más de 35.000 euros, multiplicando el precio de las tasas anteriores.

Como siempre, hay trucos para evitar pagar. Los cazadores hacen escala en otros países europeos para pagar impuestos más laxos por los animales muertos que se traen de vuelta y los introducen en España ya sin pagar más impuestos. Pero, si tienen el dinero para cazar elefantes y leones en África, tienen el dinero para hacer escalas en Austria o Dinamarca para esquivar la penalización impositiva de España. Una vez más, hecha la ley, hecha la trampa.

La medida mata dos pájaros de un tiro. Aumenta la recaudación con impuestos a actividades de lujo que puede destinarse a asuntos sociales, y aunque no es una prohibición, al menos desincentivará la caza. Es triste que tenga que ser en base a penalizar el bolsillo de los cazadores, y que no sea porque todo el mundo tome conciencia de la barbarie que es cazar animales salvajes por puro gusto. El siglo XXI ha llegado hace tiempo, pero algunas mentalidades se ve que no han evolucionado y no han pasado del XIX.

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