La paradoja de la vivienda en España: de millones de casas sin vender a no encontrar suelo para construir
Los promotores de vivienda han empezado a alertar de que las grandes ciudades, con Madrid y Barcelona a la cabeza, se están quedando sin suelo donde construir viviendas. Una situación que presiona al alza los precios finales de las casas e impide que el sector crezca y genere empleo al ritmo adecuado.
La principal causa de esta situación, según explican en la patronal madrileña de los promotores inmobiliarios Asprima, son las trabas administrativas. Principalmente la burocracia para realizar cambios de uso que permitan adaptar el suelo a la creciente demanda de viviendas de los ciudadanos y los cambios políticos en los ayuntamientos, que conllevan un retraso en la gestión del suelo.
Cambiar el uso del suelo en España, -de agrícola a urbano, por ejemplo, para desarrollar nuevos barrios- es algo muy complejo. Los trámites se alargan durante años y la inversión necesaria para ‘aguantar’ todo el proceso se hace enorme.
Los promotores plantean que el urbanismo de las grandes ciudades pase a manos de un órgano de expertos independientes que decida lo mejor para los ciudadanos. Sin que sus decisiones se vean afectadas por cambios de gobernantes ni por ideologías políticas. Pero hoy por hoy este planteamiento resulta casi idílico. Para decenas de ayuntamientos la recalificación de parcelas a uso urbano ha sido tradicionalmente una forma de endulzar la vida de amigos y familiares.
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En la actualidad, en Madrid hay listo suelo finalista para construir unas 20.000 viviendas, poco para el ritmo de la demanda. En el área metropolitana de Barcelona hay suelo en desarrollo, pero varios ayuntamientos tienen paralizados desarrollos urbanísticos. Todo ello genera tensiones y subidas de precios en el producto final: la vivienda.
Hace apenas un año, un informe de Tinsa, una de las tasadoras inmobiliarias más renombradas, señalaba que “en España hay suelo para levantar 1,5 millones de casas, pero el sector cuenta con 340.000 pisos en stock”. De alguna manera avisaba del problema de ponerse a construir cuando aún había un stock de viviendas sin dueño.
Habitualmente ese stock se reparte de forma poco equilibrada y en aquellas fechas era menor en grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Zaragoza, donde el porcentaje de viviendas nuevas vacías apenas rondaba entonces el 15%, un dato muy poco significativo.
Lo que realmente llama la atención es que, en el mencionado informe de Tinsa se calculaba que ese suelo finalista existente hace un año se consideraba suficiente para abastecer el mercado los próximos 8,6 años al ritmo de construcción del momento.
Nadie duda a estas alturas de que algo está fallando. Los que han mantenido en sus manos el suelo durante estos años tan duros esperan desquitarse, las administraciones siguen trabajando al ralentí, los especuladores quieren volver a hacer negocios rápidos y rentables…. Que nadie se rasgue las vestiduras si el ladrillo vuelve a protagonizar otro triste capítulo de nuestra historia.
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