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La basura nuclear española rebosa y nadie mueve un dedo

Jaime Quirós – España produce basura. Toneladas y toneladas de residuos domésticos se acumulan cada día en vertederos de nuestro país. La gestión es complicada y supone un problema para todos. Pero también hay otra basura de la que se habla mucho menos y debería preocuparnos más: los desechos de materiales radioactivos de las centrales nucleares. Su tratamiento es muy complicado y va a suponer un quebradero de cabeza para los españoles en los próximos años.

La ley define desecho radiactivo como “cualquier material o producto de desecho, para el cual no está previsto ningún uso, que contiene o está contaminado con radionucleidos en concentraciones o niveles de actividad superiores a los establecidos por el Ministerio de Industria y Energía”. El Gobierno español tiene la obligación de velar por la seguridad de la ciudadanía y supervisar que estos residuos estén a buen recaudo. ¿Es así o el Gobierno trata de desviar la atención a otros temas?

[También de interés: El mundo al revés: Alemania ya produce el 50% de su energía con sol, España el 5%”].

Foto: Central nuclear de Zorita EFE / Archivo
Foto: Central nuclear de Zorita EFE / Archivo

En España existen siete grupos nucleares y todos ellos tienen pequeños almacenes que acumulan residuos nucleares. El problema es que exceden su capacidad y ya están rebosando de basura radiactiva. Ascó I es la central más saturada y supera el 97% de su capacidad. Está al límite. El resto de centrales no es que estén mucho mejor: todas superan el 84% de capacidad.

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Por si fuera poco, nadie sabe nada del macroalmacén previsto en Cuenca, que solucionaría en parte el problema. Aunque creaba otros. El debate fue feroz en su día. Unos defendían la “riqueza” y empleo que va a llevar a esa provincia su gestión, pero otros replicaban que de qué iba a servir si iba a contaminar a los vecinos y matarlos poco a poco.

Desde 2006 no se cuenta con una actualización en el Plan de Gestión de Residuos Radiactivos. En 2014, la empresa pública encargada de gestionar los residuos, ENRESA, amagó con un nuevo plan. Pero tras cuatro años, nadie sabe nada, una vez más.

Pocos datos nuevos salen a la luz. Pagamos por esta energía nuclear y somos los que sufriríamos una hipotética catástrofe nuclear. La transparencia deja bastante que desear. Esto nos priva del derecho a debatir sobre el uso de este tipo de energía con datos más objetivos.

De entre las grandes economías de la OCDE, España es el único país junto a Estados Unidos que defiende las centrales de carbón y las nucleares. A día de hoy, es imposible cerrar las centrales. Pero la próxima década cumplirán 40 años y muchas habrá que cerrarlas por seguridad. Partiendo de que España apenas produce un tercio de la energía que se consume, parece el momento ideal de ponernos las pilas y desarrollar una política energética más sensata, apostando por “las sostenibles” de forma coherente en el tiempo y, por otro lado, reduciendo la enorme dependencia energética que desestabiliza la economía con los vaivenes continuos del precio y agrava el déficit. De otro modo, seguiremos anclados en el pasado.

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