Japón inventa la primera mascarilla comestible… ¡y funciona!
La pandemia ha desatado una ola de innovación en relación a las mascarillas, que ha llegado hasta límites insospechados con modelos biodegradables, transparentes e incluso electrónicos. Pero en Japón han ido un paso más allá y han creado la primera mascarilla comestible del mundo.
La clave de este invento está en el melonpan, un dulce típico japonés consistente en un brioche cubierto con una fina capa de masa para galletas. Este producto tan arraigado en la confitería nipona es lo que recubre a la mascarilla en sí, aportando a quien lo usa un agradable aroma dulce y una protección contra los virus.
Para analizar la fiabilidad del producto sus creadores llevaron a cabo un test con el instituto Unitika Garmentec Research, especializado en la evaluación de mascarillas. El resultado fue bastante sorprendente, ya que demostró que el pan protegía igual (o incluso más) que los modelos más comerciales cuando se exponía a salpicaduras, gracias a sus fibras de alta densidad.
Todo un éxito
Detrás de la creación se encuentra la cadena Goku no Kimochi The Labo, una división experimental que se ha asociado con las panaderías Melon de Melon de Tokio. Los frutos de su colaboración ya se están notando, dado que ya no es posible hacer pedidos online este mes debido a la alta demanda.
Las mascarillas comestibles se han lanzado al mercado a un precio de aproximadamente 16 dólares por un pack de cinco unidades. Previamente a su comercialización se hizo un reparto gratuito en los barrios de Akihabara y Shibuya en Tokio, comprobándose el interés de la gente por ellas.
¿Se puede realmente comer?
Pero no todo son valoraciones positivas, ya que hay quien muestra cierto recelo a comerse algo que ha estado expuesto a virus o a otros elementos.
La compañía puntualiza que la parte exterior de sus mascarillas no debe comerse, ya que es precisamente lo que hace de escudo protector.
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