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Dormir en un coche por hasta 240 euros al mes: el nuevo negocio de la empresa que indigna a Barcelona y Madrid

Este tipo de parking al aire libre tendrá coches colmena (Foto: Twitter/@4Haibu)
Este tipo de parking al aire libre tendrá coches colmena (Foto: Twitter/@4Haibu)

De los creadores de los pisos colmena, que tantos quebraderos de cabeza están dando a los ayuntamientos de Barcelona y Madrid, llegan ahora los coches colmena. Vehículos aparcados en estacionamientos, tanto interiores como al aire libre, que harán la función de habitación para un máximo de tres personas si optas por el paquete más amplio.

Los autos colmena son una creación de Marc Olivé, dueño de la compañía Haibu 4.0 (colmena en japonés), que también impulsó los pisos colmena en las grandes ciudades de España, a pesar de estar considerados como ilegales por no cumplir con el mínimo de metros cuadrados de superficie útil que marca la ley de vivienda.

El emprendedor sigue haciendo oídos sordos a pesar de los pleitos con el ayuntamiento de Barcelona dirigido por Ada Colau. Es más, a la vista está que no le va del todo mal el negocio y sigue creciendo, gracias a esta nueva alternativa, para la que busca nuevas superficies por distintas localidades nacionales, como se puede comprobar en sus redes.

– Los coches colmena –

Este modelo de ganancia consta de hacer de un automóvil tu descanso. Podría ser una buena campaña de publicidad de cualquier marca de coches, pero es pura realidad.

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La idea es alquilar una plaza de aparcamiento cerca de lo que Olivé llama una colmena service; es decir, un edificio de zonas comunes que permita cubrir necesidades básicas como la higiene y que no siempre es propiedad de la empresa.

Hay tres tarifas diferentes, A, B y C, en función tanto del tamaño del vehículo como de la colmena service más cercana al mismo.

La de tipo A es la más barata, con un máximo de 120 euros al mes. En este caso, según la propia empresa, los vehículos son aparcados cerca de la colmena service, que estará en un edificio en el que puedan haber tanto empresas como viviendas convencionales y del cual el inquilino sólo puede hacer uso del espacio comercial que disponga.

En otras palabras, el edificio no pertenece a la empresa, por lo que no contará con pisos colmena en su interior y el uso de las zonas comunes se restringe al servicio y la sala de espera con la que cuente el mismo.

La del tipo B representa el rango intermedio, pudiendo llegar a los 190 euros mensuales por la plaza de aparcamiento para dormir. Sin embargo, esta se encuentra en el interior de una nave industrial o de un edificio comercial en los que se concentran todas las zonas comunes; esto es, se trata de lo que la empresa llama una colmena service al uso.

Y, por último, se encuentra la tarifa más cara, la de tipo C, que puede llegar hasta los 240 euros al mes. Según adelanta la compañía, este será el formato más utilizado. Se trata de plazas de parking en el centro de las ciudades situadas junto a las colmenas service, con una separación máxima de 300 metros entre ellas.

A su vez, en cualquiera de los tres casos, cabe la posibilidad de únicamente pagar 100 euros mensuales para hacer uso de las zonas comunes de las colmenas service durante el día, sin posibilidad de pasar la noche en uno de los vehículos.

El tamaño de los vehículos también varía en base a las personas que duerman en ellos.

A pesar de que las administraciones luchan por tumbar la empresa por entender, a grandes rasgos, condiciones indignas en los diferentes modelos de vivienda de Haibu, Marc Olivé asegura que se ha reunido con la Guardia Urbana de Barcelona y con el departamento técnico de un distrito de la ciudad “para ver que todo esté dentro de la normativa de parkings”, según El Plural.

En la Ciudad Condal empieza a rodar el proyecto para, posteriormente, aterrizar en Madrid.

– Ada Colau, en guerra contra los pisos colmena –

En 2018 saltó la polémica a causa de los pisos colmena, que imitan las casas-cápsulas de Japón, debido a que las dimensiones de las habitaciones no superaban el mínimo de cinco metros cuadrados establecidos por ley.

Por aquel entonces, Haibu, afincada en los Países Bajos y no en España, reconocía en boca de Victoria Cerdán, una de sus promotoras, que "obviamente no es una vivienda digna, nadie la querría para sí mismo", aunque reconocía al mismo tiempo que partían “de la idea de que un grupo de personas que no pueden acceder a una vivienda, puedan agruparse y tirar adelante”. Y que “nadie quiere un sueldo de 500 euros y desgraciadamente los hay. Antes de vivir en la calle o en un cajero automático, nosotros ofrecemos esto”.

Olivé exponía que “la esencia” es que la gente estuviese una temporada solo, hasta que se pudiese fuerte económicamente para poder despegar.

Cuando irrumpió la compañía, la vivienda en Barcelona estaba por las nubes. Según la estadística del Govern, el alquiler medio en Barcelona a finales de 2018 era de 954,29 euros, y apenas había habitaciones que bajasen de los 300 euros.

Por su parte, el alquiler mensual de una colmena oscila entre los 125 y los 325 euros, atendiendo al tamaño, cohabitantes y ubicación. En los más pequeños, de 2 metros de largo, 1,2 de ancho y 1,2 de alto, no cabe una persona de pie.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no compró los argumentos de Haibu y rechazó dar licencia al proyecto, recordando que estaba prohibido el hacinamiento de personas.

– Vox, el único partido que no aprecia condiciones indignas en Madrid –

El ayuntamiento de Barcelona no ha sido el único en mostrar su rechazo a la empresa de Olivé. su desembarco en Madrid también está levantando ampollas en todos los partidos políticos, a excepción de Vox.

Desde el consistorio madrileño, PP y Cs anunciaron en febrero de este año que perseguirían los negocios de Haibu. El ayuntamiento de José Luis Martinez-Almeida negó que estas viviendas contasen con un permiso y que puedan tramitarlo, ya que incumplen la normativa municipal, concretamente el Código Técnico de la Edificación, que recoge las condiciones mínimas de habitabilidad.

Es más, se anunció una campaña de inspección urbanística para frenar los pies a Olivé desde Desarrollo Urbano, en manos de Mariano Fuentes (Cs), advirtiendo a los ciudadanos que invertirían en “algo que es ilegal”.

El propio Fuentes afirmaba que utilizaría “todas las vías de disciplina urbanística y todas las acciones legales y judiciales” para evitar que Haibu “se burle de la administración pública”. Y añadía que “estos pisos en ningún caso garantizan una vivienda digna” ni cumplen las condiciones mínimas de iluminación y ventilación.

Incluso desde Madrid se asegura no haber recibido ni tan siquiera la solicitud de licencia, mientras la empresa asegura que sí y que se le niega permisos por “motivos políticos”.

Esto no ha impedido que Haibu hiciese oídos sordos y ampliase su negocio de manera ilegal a la capital del país. Incluso Olivé se mostró hace unos meses amenazante y despreocupado, ya que si le desmontan un edificio en dos semanas monta otro: “es un pulso a todos los políticos de España”.

Martínez-Almeida ya dijo que no sólo se perseguiría a la compañía, sino también a sus promotores, advirtiéndoles que “se atengan a las consecuencias”.

Estas posturas suponen una brecha en el ayuntamiento de Madrid, ya que Vox defiende este tipo de viviendas. Durante una Comisión, a principios de año, según recoge La Razón, el concejal de Vox, Pedro Fernández, defendió el proyecto de la compañía. Para Vox, estas colmenas suponen una solución económica y temporal, que sirve para recuperarse económicamente.

Por su parte, esto es lo que opinaba el líder de Más País, Íñigo Errejón, al respecto dos años atrás:

– Investigación policial por posible estafa –

Este mes de julio saltaba la noticia de que la Policía Nacional está recopilando pruebas y manifestaciones de personas afectadas por el pago de reservas para el alquiler de colmenas que, finalmente, no llegaron a medrar. El dinero presuntamente no se les ha sido devuelto y Haibu 4.0 ha podido incurrir en un delito de estafa.

El promotor se ha comprometido a devolver el dinero, pero la investigación sigue abierta ya que se desconoce el número de total de personas afectadas por esta práctica. Desde Haibu apuntan a que muchas de ellas no han solicitado el reembolso porque siguen confiando en que en que las 579 plazas que han prometido hacer en Madrid se lleven a cabo.

Desde la compañía echan la culpa a los políticos, según recogía La Vanguardia, de que los proyectos no estén ya listos: “Como no saben cómo pararnos, han tirado del temor popular”.

– Mentiras para generar falsa confianza –

En febrero, la empresa de las colmenas reveló la identidad de uno de sus supuestos socios, la empresa canaria de construcción de casas modulares Easy Home. Y, lo cierto, es que la misma salió enseguida al paso de las afirmaciones de Olivé y los suyos.

El director de la constructora, Diego Calcines, se pronunció al respecto aclarando que Olivé llamó por teléfono hace unos días para pedir información y un agente comercial le atendió. “No hubo nada más”, dijo y añadió que se les había “utilizado sin conocimiento” e iban a “pedir una explicación”. Concluyó siendo tajante: “nunca vamos a apostar por ese tipo de casa”.

Con ello, la empresa consiguió transmitir seguridad y confianza de cara al cliente, pero fue efímera. No fue un caso aislado. El gigante estadounidense Walmart ya había desmentido una asociación que vendió falsamente Haibu con ellos unos días antes. También denunció que Olivé usa sin permiso imágenes de sus parkings con las viviendas que comercializan.

– ‘Guerra civil’ en la propia empresa –

Los dos socios de Haibu han sacado los trapos sucios a la luz. De Marc Olivé ya hemos hablado, pero su compañero en este proyecto era Eduardo Juasi, alias Eddie Wattenwil, que decidió dejar el cargo como portavoz en 2018.

Olivé declaró a principios de año que la decisión de su socio se debía a la presión mediática del proyecto y pretendía evitar así “que saliera su pasado con el caso Gürtel”. Un año más tarde volvió para presentar la empresa en Inmonext 2019 en Barcelona y , según la promotora, “debido a su gran depresión” la presentación “fue muy insuficiente”. La tensión aumentó ya que esto fue el motivo de la pérdida de varios inversores.

Es más, Olivé afirmó que Jausi fue expulsado de la empresa por intentar “desviar la inversión que tenía que recibir Haibu 4.0 de Dubai a su proyecto personal de Haibu Hostels”.

“Es muy triste cuando intentas ayudar a un amigo para que reflote y encima te extorsiona e intenta robarte después de tantos años”, manifestó Olivé.

La realidad es que los años de pulso contra la empresa de las diferentes administraciones están dando frutos, pero únicamente en pequeños detalles, ya que la compañía sigue a flote y sacando nuevos proyectos adelante. Visto lo visto, esto va para largo. ¿Es el futuro o una aberración?

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