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Grecia accede a firmar rescate pero pide cambiar condiciones, Alemania escéptica

Por Renee Maltezou

ATENAS/BRUSELAS (Reuters) - El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, dijo a los acreedores internacionales que podría aceptar su oferta de rescate si se modificaban algunas de las condiciones, pero Alemania respondió que no se podía negociar porque los griegos van camino a realizar un referéndum sobre los términos del acuerdo.

A cambio de acceder al acuerdo, el líder de izquierdas, que hasta ahora instó a los griegos a rechazar los términos del rescate en un referéndum previsto para el domingo, pidió un crédito de 29.000 millones de euros para cubrir todos los pagos de su servicio de la deuda que vencen en los próximos dos años.

Mientras se formaban colas en muchos cajeros automáticos un día después de que Grecia se convirtiese en la primera economía desarrollada en incumplir la deuda del FMI, surgían señales de que el suministro de billetes escaseaba, al tiempo que Tsipras se enfrentaba a una presión política creciente para firmar un acuerdo.

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Los mercados financieros globales reaccionaron con una calma llamativa a la ampliamente anticipada suspensión de pagos griega, reforzando la posición de los socios de línea dura de la zona euro que dicen que Atenas no puede usar la amenaza del contagio a los países de crédito más débil como pieza de negociación.

Tsipras pidió en una carta a los acreedores, a la que accedió Reuters, que mantuvieran un descuento para el impuesto al valor agregado sobre las islas griegas, que extendieran los recortes de gasto en defensa y aplazasen la eliminación gradual de un suplemento de ingresos para los jubilados más pobres.

"Como notarán, nuestras enmiendas son concretas y respetan cabalmente la solidez y credibilidad del diseño del programa general", escribió el líder griego.

Los ministros de Finanzas de la zona euro tenían previsto discutir la petición griega en una conferencia telefónica a las 1730 CET, pero la reacción inicial de los ministros y altos funcionarios fue que la carta contenía elementos que les costaría aceptar.

A LA ESPERA DE REFERÉNDUM

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que Grecia no había cumplido con sus obligaciones. No excluyó sostener negociaciones adicionales pero descartó comenzarlas mientras Grecia se dirige al referéndum.

"Antes del referéndum, no pueden tener lugar más conversaciones sobre un programa de ayuda", indicó.

No estaba claro si el referéndum se celebraría después de que el ministro de Finanzas Yanis Varufakis indicase el martes que no se llevaría a cabo si Atenas firmaba el acuerdo.

Aunque la carta de Tsipras estaba fechada el 30 de junio, llegó después de que los 19 ministros del Eurogrupo terminaran una conferencia telefónica el martes por la tarde. Un funcionario de la UE dijo que fue recibida a medianoche, cuando venció el rescate del país al incumplir el pago al FMI.

"La República Helénica está dispuesta a aceptar este acuerdo a nivel de expertos sujeta a las enmiendas, incorporaciones o aclaraciones siguientes, como parte de una extensión del FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), que está cerca de expirar, y del Acuerdo de Crédito del Mecanismo de Estabilidad Financiera, para el cual se presentó hoy una solicitud", escribió Tsipras.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, arrojó agua fría a las esperanzas de una resolución veloz, diciendo que la carta había llegado demasiado tarde y que todavía no estaba claro qué era lo que quería Grecia.

"Eso no ha ofrecido más claridad", dijo, agregando que no había "una base" para negociaciones serias con Atenas, de momento.

MAL MOMENTO PARA LOS JUBILADOS

En el tercer día de un cierre de los bancos, largas colas se formaban en muchos cajeros automáticos. Incluso con un límite para las retiradas de 60 euros al día, había señales de escasez de efectivo. Los banqueros dijeron que faltaban billetes de 50 y 20 euros.

Unos 1.000 bancos en todo el país abrieron para permitir que los jubilados sacasen una suma limitada de efectivo, ya que muchos ancianos griegos no tienen tarjetas de crédito o débito.

Kiki Rizopoulou, una jubilada de 79 años del centro de Grecia, tuvo que viajar a Atenas para cobrar su pensión, gastando 20 euros de los 120 que se le permitió retirar.

El partido gobernante Syriza ha empapelado Atenas con carteles llamando a votar por el "no". Pero las dificultades que enfrentan los jubilados se sumaron a la presión sobre Tsipras, quien indicó que renunciará si pierde el referéndum.

La carta de Tsipras contenía solo una referencia muy general a la reforma del mercado laboral, que fue una de las demandas clave de los acreedores para hacer más competitiva a la economía griega, sin mencionar para nada las privatizaciones congeladas, otro punto álgido.

"El nuevo marco de trabajo será promulgado en el otoño de 2015", dijo Tsipras, sin decir qué medidas contendría.

Tsipras sí aceptó implementar inmediatamente una serie de medidas recomendadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que facilitarían hacer negocios.

Un sondeo de opinión mostró una ventaja de la oposición al rescate pero también que la brecha se había reducido significativamente por el efecto del cierre de los bancos y los controles de capitales.

La ausencia de pánico o contagio a otros mercados del euro contrastaba fuertemente con 2011, cuando la crisis griega era percibida como una amenaza al futuro de la moneda única.

La situación alentaba a los más estrictos de los acreedores soberanos de Grecia, incluyendo a Berlín, que insistían en que Atenas había sido rodeada efectivamente por una serie de amortiguadores financieros y que su destino no socavaría la integridad del euro como hace cuatro años.

El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, que ha sido el mayor simpatizante de Grecia en la zona euro, dijo a la radio RTL: "El objetivo es hallar un acuerdo antes del referéndum si es posible (...) pero es terriblemente complicado".

El consejo de gobierno del BCE tenía previsto encontrarse en Fráncfort para decidir si mantiene, incrementa o reduce el crédito de emergencia para los bancos griegos a pesar de una oleada de retiros de depósitos y de la suspensión de pagos.