Yahoo Finanzas Golpe o salvación a tu pensión: la polémica sobre computar toda la vida laboral
J. Chamizo – Hasta hace poco tiempo, la pensión se calculaba con lo que pagamos nosotros y nuestra empresa a la Seguridad Social —la llamada cotización— en los últimos años de nuestra vida laboral. Esto empezó a cambiar ya en tiempos de Felipe González y volvió a hacerlo con la última y polémica reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno Zapatero en plena crisis y bajo la presión asfixiante de Bruselas.
Desde esta última reforma, el incremento del periodo de cómputo ha sido paulatino: desde el 2011 va aumentando desde los 15 años vigentes en ese momento, a los 25 años de vida laboral al final del periodo de implantación, allá por el 2023. Hoy, en 2018, el actual tiempo de cotización obligatorio que computa es de 21 años.
Sin embargo, el nuevo secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, considera “que lo razonable es tener en cuenta toda la vida laboral para todos y cada uno de los trabajadores afiliados del sistema”. Informó de que propondrá a la patronal y los sindicatos que, a partir de 2023, extiendan dicho periodo año a año hasta llegar a toda la vida laboral.
¿Cómo nos afectaría esta decisión?
Se trata de una decisión clave que determinará cuánto cobrarán los que se jubilen bajo este nuevo sistema de cómputo. Por lo que cabe preguntarse: ¿es una decisión justa?
El tema tiene miga. Por un lado, a las personas maduras o de mediana edad, aquellos que cobraron mucho en el pasado y cotizaron por lo máximo esos años, pero que ahora tienen empleos precarios, o son autónomos y cotizan por la mínima, ésta es una buena noticia. Con estos cambios, la cuantía final de su pensión tendrá en cuenta lo que se cotizó en años buenos, y por tanto subirá su prensión final, asumiendo que el Gobierno no se invente algún cambio o factor de corrección para coartar esa mejora.
Pero para los que han vivido lo contrario, es decir, que ya cobraban poco en su juventud y ahora cobran más y cotizan más, verán que sus expectativas de tener una pensión más o menos sustanciosa se volatilizan. Por no hablar de los jóvenes que han empezado a trabajar con salarios de miseria y que esperaban mejorar su situación en la segunda parte de su vida laboral y que ahora verán como sus primeros años en el mercado de trabajo les pesan como una losa para determinar su pensión futura.
Y como trasfondo, el déficit estructural de la Seguridad Social y la incapacidad creciente para que los ingresos por cotizaciones cubran las pensiones actuales. Ante la crisis estructural del sistema, cabe pensar que este cambio anunciado por el Gobierno perjudicaría a más personas de las que beneficiaría. Vamos, lo habitual en estos tiempos.
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