Yahoo Finanzas Simulan cualquier sabor en nuestra boca con electricidad
La realidad virtual nos permite ver entornos y objetos inexistentes como si realmente estuvieran delante de nosotros y si a eso se le suma un buen equipo de sonido e incluso un dispositivo que esparza aromas en el ambiente, la experiencia puede ser realmente inmersiva. Sin embargo, a nuestra interacción con la tecnología le faltaba uno de nuestros sentidos por abarcar: el gusto.
Esto podría empezar a cambiar gracias a los investigadores que están experimentando con formas innovadoras de replicar experiencias físicas y en esta línea se encuadra el trabajo del japonés Homei Miyashita, que ha creado un aparato capaz de simular cualquier sabor en nuestra boca sin tener que ingerir nada.
Llamado Sintetizador Norimaki por su aspecto similar al célebre rollo de sushi envuelto en algas, el dispositivo ideado por Miyashita utiliza la técnica de la electroforesis en gel de agarosa para replicar diferentes sabores de alimentos con tan sólo aplicarlo sobre la lengua.
De la misma forma que una pantalla óptica utiliza tres colores básicos -rojo, amarillo y azul- para producir los demás colores, el principio de esta “pantalla gustativa” es similar: utilizar los cinco sabores básicos para reproducir distintos sabores complejos en función de su combinación.
El dispositivo consta de cinco geles de agarosa, uno para cada sabor básico, en los que previamente se han disuelto diferentes electrolitos: cloruro de sodio para el salado, glicina para el dulce, cloruro de magnesio para el amargo, ácido cítrico para el ácido y glutamato sódico para el umami.
Cuando se cargan eléctricamente, los electrolitos migran a través del gel a una velocidad que se puede controlar mediante el voltaje que se aplica a cada gel para proporcionar cantidades controladas de cada uno de los sabores y obtener así diferentes combinaciones en la lengua.
Aunque el resultado es asombroso, Miyashita reconoce que el sintetizador aún tiene limitaciones: no puede reproducir el picante ni tampoco el olor, que es un factor clave en nuestra percepción de los alimentos. Sin embargo, se trata de un paso adelante en un campo que podría abrir nuevas e inesperadas posibilidades en la interacción humano-computadora.
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