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GameStop, Robinhood y la guerra entre lobos de Wall Street y ciudadanos indignados

La guerra entre ciudadanos indignados y especuladores de Wall Street está abierta. (Getty Images)
La guerra entre ciudadanos indignados y especuladores de Wall Street está abierta. (Getty Images)

El mercado bursátil está viviendo unos días de locura, de caos y de obscenidad que han colocado en el punto de mira a Robinhood, la aplicación que se define a sí misma como adalid de la “democracia financiera” y que acerca el complejo mundo de la especulación y de la compraventa de acciones a la gente corriente, al pueblo. Su nombre lo dice todo, aunque su espíritu de ‘robar’ a los ricos para dar a los pobres no se corresponde con la realidad, a juzgar por el último episodio que ha puesto patas arriba el mercadeo de la Bolsa.

La cronología de los acontecimientos de la última semana llega a un punto y aparte con la decisión de Robinhood de bloquear la compra de acciones a sus usuarios en compañías como GameStop - empresa estadounidense de videojuegos, dispositivos electrónicos y merchandising -, AMC - cines -, Blackberry o Nokia - telefonía móvil -. Es tal la magnitud de esta fábula que su salto a la esfera política ha provocado un hecho insólito: que el senador republicano de Texas, Ted Cruz, y la representante demócrata en Nueva York, Alexandra Ocasio-Cortez, enemigos íntimos, se hayan puesto de acuerdo por primera y probablemente última vez en sus carreras. Pero vayamos por partes.

Esta burbuja bursátil tiene su origen en agosto, cuando el multimillonario Ryan Cohen decidió comprar un 10 por ciento de las acciones de GameStop. Su movimiento llamó mucho la atención, ya que sus inversiones anteriores fueron mucho más seguras, sin embargo, el empresario tenía una visión clara: liderar la transformación de la minorista de videojuegos del comercio físico al ecommerce y así salvarla de una potencial quiebra por su incapacidad de adaptarse a los nuevos tiempos. A pesar de ello, los niveles de confianza en Bolsa seguían bajos y un grupo de vendedores en corto (operadores que especulan con acciones que no les pertenecen convencidos de que su valor bajará en el futuro) seguían empeñados en obtener un beneficio económico en un futuro no muy lejano. El grupo que realizó la agresiva venta en corto fue Melvin Capital Management, padre de Citadel, quien según algunos reportes le dio casi un 40 por ciento de sus ingresos relacionados con GameStop a Robinhood.

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Eso de que los lobos de Wall Street tomaran a GameStop como corderitos no gustó un pelo a la legión de fans de está icónica tienda y a los ciudadanos cansados de que los peces gordos sean siempre los mismos - otros vieron una oportunidad para hacer su agosto -. Entonces se produjo un hecho insólito. Los miembros de WallStreetBets, el subgrupo de Reddit -foro online de Estados Unidos similar a Forocoches en España- comenzaron a movilizarse para comprar acciones de la empresa y boicotear a los especuladores. Cuanto más subían los precios por acción, mayor número de activos tenían que comprar los vendedores en corto para cubrir sus pérdidas. De esta manera, acciones que costaban casi 20 dólares el 12 de enero pasaron a tener un valor de casi 470 dólares el 28 de enero, como colofón a un incremento del 1,700 por ciento. Esta batalla entre los inversores minoristas -David- y los grandes fondos de inversión -Goliat- hizo que los últimos mordieran el polvo y sufrieran pérdidas millonarias.

Entonces apareció Robinhood - junto a otras plataformas como TD Ameritrade o Interactive Brokers. De abogar por la democratización financiera e incluso recomendar GameStop como opción caliente en el mercado bursátil, pasó a prohibir a sus usuarios realizar operaciones. Según varios de ellos, consultados por Yahoo!, que compraron acciones a 20 y 90 dólares y quisieron vender a 300 o 400 vieron imposible finalizar su transacción porque “el sistema estaba caído” y porque posteriormente se prohibió la compra de esas acciones. Otros lograron vender sin problemas justo antes de que la prohibición entrara en vigor. Mientras tanto, el resto del ecosistema de la Bolsa formado por fondos e inversores institucionales sí pudo realizar operaciones libremente. La decisión de Robinhood ha sido tomada como un acto en el que la aplicación prefirió salvar sus intereses con Citadel y su matriz, Melvin Capital Management, en lugar de defender a los usuarios que han catapultado a esta plataforma a la cima - sobre todo durante la pandemia -, mientras que desde la compañía afirman que sólo han pretendido proteger a sus clientes de la burbuja.

Su CEO, Vlad Tenev, afirmó a CNBC que “debido a la reciente volatilidad, estamos restringiendo transacciones de ciertas posiciones”. En total, esta prohibición ha afectado a un total de 13 hasta el momento. Esta versión ha sido ninguneada por la Cámara de Representantes de EEUU, que ha indicado en una carta al fiscal general en funciones, Monty Wilkinson, que la plataforma ha incurrido en un conflicto de intereses y “que sus acciones fueron motivadas por razones anti competitivas” al existir un vínculo con Citadel.

Robinhood se enfrenta ya a una demanda colectiva en Nueva York por haber “causado a sus clientes pérdidas sustanciales debido únicamente a su propia negligencia y a que no ha mantenido una infraestructura adecuada”. Diversas personalidades como Mark Cuban ponen en duda el que la plataforma haya capado a sus clientes incluso especuló con sus problemas de liquidez para afrontar operaciones de tal magnitud, algo que Tenev ha desmentido.

Según algunos juristas, la prohibición de Robinhood entra dentro de la legalidad, mientras que aquellos que han sufrido sus consecuencias claman al cielo la injusticia que han vivido y que tanto dinero les ha costado. Detrás de la máscara paternalista de Tenev, de su afán protector, de su discurso en el que ampara a sus clientes de esta burbuja real que explotará y se llevará consigo a muchos especuladores, hay un problema moral de intereses que afecta a la libertad de transacciones en Bolsa, quebrada para unos pocos y no para otros. Muchos de los ‘débiles’ de este juego bursátil han sido los que se han puesto de acuerdo para derribar a los poderosos en un hecho con precedentes - muchísimo menos notorios -, pero también han sido las víctimas de una suerte de “censura”. Todo apunta a que se trata de una carrera de fondo en la que el pueblo, herido por Robinhood, seguirá buscando otras alternativas para derribar a las élites y sacar tajada.

La próxima burbuja es Dogecoin, una criptomoneda que de ser una broma y estar por los suelos, ha crecido en las últimas 24 horas un 420%. En el aire está la incógnita de hasta dónde llegará esta apasionante guerra entre David y Goliat y, sobre todo, con cuántas víctimas se saldará - y a qué precio -.

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