Se les cae el techo del piso de alquiler y se quedan sin palabras con la respuesta de la inmobiliaria
Aún tienen el susto en el cuerpo cuando recuerdan lo sucedido en el salón del piso que tienen alquilado en el centro de Santiago de Compostela (Galicia) y no salen de su asombro por la repuesta que les dio la inmobiliaria cuando le contaron lo sucedido. Paula y Andrea son dos estudiantes gallegas que han contado a La Voz de Galicia y a Nius como el techo se les vino abajo y no les “cayó encima de milagro”. ¿La respuesta de la inmobiliaria? Bromear con el asunto.
Según han relatado ambas en los citados medios, las grietas en el techo llevaban ya un tiempo ahí. Sin embargo, a lo largo del fin de semana se escucharon ruidos que quien estaba en la casa achacó a los crujidos propios de un piso antiguo o a las pisadas de los habitantes del piso superior. Al volver Paula después de pasar el fin de semana fuera, “se dio cuenta de que el techo estaba muy curvo”. Decidieron sacar fotos y grabar el estado del mismo para pasarle las imágenes al día siguiente a la inmobiliaria. Además, por precaución, retiraron todos los objetos que consideraron de valor que había en la estancia.
Andrea ha recordado que estaba trabajando con el ordenador y que se fue con él a sentarse al sofá. Allí estaba también sentada su compañera de piso. “En lo que tardé en coger el ordenador y sentarme en el sofá, el techo empezó a ceder. Salimos corriendo del salón y sentimos como el techo se derrumbaba y como la bombilla estallaba. Cayó incluso parte de la calefacción radiante del piso de arriba”, ha relatado a Nius.
El susto y el polvo que se quedó por toda la casa, unido a su condición de asmáticas, hizo que decidiesen irse a pasar la noche fuera tras hablar con sus respectivas familias para contarles lo ocurrido. Un familiar de Paula les acogió esa noche y a la mañana siguiente se pusieron en contacto con la agencia inmobiliaria que, lejos de mostrar comprensión, quitaron importancia a lo sucedido.
Según cuenta Andrea, que pagan algo más de 500 euros de alquiler, “la respuesta fue que no nos preocupáramos, que, como mucho, lo que podía pasar es que nos hiciéramos un chichón”. No solo eso, también les dijeron que si no querían quedarse en el piso que buscasen otro y “que si nos daba miedo que cayese el resto del techo, que no mirásemos para él”.
Ambas han contado que no les dieron otra opción de alojamiento y que, por ahora, solo han mandado a alguien para que recoja los escombros. Siguen esperando a que les digan si arreglarán el techo o se va a quedar así. Sobre la posibilidad de mudarse, aseguran que “a estas alturas de curso es muy difícil encontrar un piso, y más que se adecúe a lo que nosotras podemos pagar”.