España se la juega con el veto al motor de combustión
El Parlamento Europeo ratificó el pasado mes, con el voto a favor de España, la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la venta de coches y furgonetas de combustión interna en el año 2035. Así pues, a partir de esta fecha, todos los vehículos nuevos que se vendan deberán funcionar con baterías, logrando una reducción del 100% en las emisiones de CO2.
Para alinearse con las directrices europeas, el Gobierno diseñaba el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica dedicado al Vehículo Eléctrico y Conectado, más conocido como Perte Vec, con el que se busca convertir a nuestro país en un gran hub europeo de la electromovilidad. Ante la necesidad obligada de modernizar y descarbonizar el sector de la automoción, marcada por el horizonte 100% eléctrico ya en la próxima década, es inevitable que surja la gran duda. ¿Estamos realmente preparados para dar ese paso?
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A día de hoy, los vehículos eléctricos son muy caros. Y no solo eso, la infraestructura de recarga continúa siendo realmente escasa para abastecer a un número creciente de coches de este tipo. Además, la industria nacional sigue anclada al motor de combustión y nos encontramos por detrás de otros países de nuestro entorno en materia de electrificación.
Por si no fuera poco, un estudio realizado a principios de año por la consultora estadounidense Boston Consulting Group y presentado por la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive) advierte que la transición al vehículo eléctrico provocará una pérdida de hasta 87.000 empleos en el sector automovilístico de nuestro país y los nuevos puestos que se creen no compensarán ese recorte. Este movimiento obligará a reciclarse a 165.000 trabajadores de las empresas del sector. El impacto podría ser mayor ya que, sumando los empleos indirectos, este sector da trabajo a casi dos millones de personas en España y somos el segundo mayor fabricante de coches de Europa.
La prohibición de la venta vehículos de combustión no es un capricho de los órganos gubernamentales europeos. Es indispensable que cumplamos con los objetivos climáticos y frenar el calentamiento global.
La nueva normativa europea nos ha colocado en una posición de gran vulnerabilidad. España necesita fórmulas valientes e imaginativas para garantizar la supervivencia de una industria que debe adaptarse al nuevo mercado sin motores de combustión de 2035 y mantenerse competitiva.
Parece que el Perte Vec ha llamado la atención de un gran número de empresas, que prometen generar miles de empleos. El Gobierno tiene ante sí un reto primordial en la minimización de las consecuencias de este cambio necesario al coche eléctrico. De él depende que se asienten las bases para que las factorías españolas reciban la financiación necesaria para adaptarse y que España mantenga esa posición privilegiada entre los fabricantes de coches del continente.
Laotracaradelamoneda
IDNet Noticias
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