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Es el fin del mundo tal como lo conocemos y los inversores se sienten alcistas

A lo largo y ancho del mundo, tanto en las grandes como en las pequeñas naciones, en las más desarrolladas y en las emergentes, se ha producido un retroceso de la democracia acompañado por la entrada en el escenario de elementos políticos que hasta el momento se habían mantenido al margen. Todo esto ha generado una disfunción importante a nivel gubernamental.

En Estados Unidos, el presidente Donald Trump, quien ostenta el menor índice de aprobación que ha tenido un presidente durante su primer año de mandato a lo largo de la historia, ha presidido uno de los congresos menos productivos, teniendo en cuenta las leyes promulgadas, de los últimos 40 años.

En Europa, Italia estuvo tres meses sin formar gobierno; a Alemania le costó casi seis meses poner en marcha su gobierno y París se está paralizando a medida que los trabajadores del sector de la salud, los servicios de recogida de basuras y los pilotos se unen a la huelga de los empleados ferroviarios para oponerse al intento del presidente francés, Emmanuel Macron, de aplicar nuevas reformas laborales.

El presidente turco, Tayyip Erdogan, se dirige a sus seguidores durante una manifestación electoral en Diyarbakir, Turquía, el 3 de junio de 2018. REUTERS/Umit Bektas
El presidente turco, Tayyip Erdogan, se dirige a sus seguidores durante una manifestación electoral en Diyarbakir, Turquía, el 3 de junio de 2018. REUTERS/Umit Bektas

China ha convertido a Xi Jinping en presidente de por vida; Nicolás Maduro disolvió el parlamento venezolano tomando la presidencia como rehén y Vladimir Putin ha sido elegido presidente por cuarta vez consecutiva en Rusia, ya que una lista cada vez mayor de figuras de la oposición termina muerta o exiliada antes de desafiarlo. El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan frustró un intento de golpe de Estado en 2016 y ha tomado medidas enérgicas contra posiciones disidentes y las elecciones libres; hace poco el presidente de Sudáfrica se vio obligado a dimitir debido a los escándalos que plagaron su mandato y Brasil destituyó a su presidenta en 2016 y el presidente que la precedió ahora se encuentra en prisión a pesar de encabezar las encuestas con intención de voto, al mismo tiempo que un capitán retirado del ejército se ha expresado a favor de la anterior dictadura militar del país. Por su parte, Malasia acaba de elegir a un ex dictador como primer ministro, siguiendo los pasos de Nigeria, que dos años antes convirtió a otro ex dictador en su presidente.

Este gráfico de Freedom House, que corresponde a su informe anual, representa la población del mundo que se considera “libre”, “parcialmente libre” y “no libre”.
Este gráfico de Freedom House, que corresponde a su informe anual, representa la población del mundo que se considera “libre”, “parcialmente libre” y “no libre”.

Todos estos hechos revelan una tendencia. Freedom House, una organización no gubernamental de defensa de la democracia con sede en Estados Unidos, informó a inicios de este año que el 2017 fue el duodécimo año consecutivo en que se produjo una restricción de la libertad a nivel mundial.

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“Desde 2008, el mundo ha entrado en un período de disfunción económica”, le explicó a Yahoo Finanzas George Friedman, autor de los libros “La Próxima Década” y “El Nuevo Siglo Americano”. “Hay una tendencia a alejarse del modelo democrático liberal puro que ha sido impulsado por el fracaso de ese modelo económica y socialmente”.

“La democracia no se premia”

Esa disfunción económica es el resultado de la respuesta que los gobiernos dieron a la crisis financiera mundial de 2008, cuando optaron por salvar al sistema bancario y no ayudaron a la clase trabajadora, afirmó Friedman, estratega de asuntos internacionales y fundador de Geopolitical Futures.

El rápido ascenso de China y su creciente burbuja de la deuda junto al auge de la globalización han creado una nueva riqueza significativa, pero la mayor parte se ha acumulado entre los que más ganan a lo largo del mundo.

Es curioso que el crecimiento de los regímenes no convencionales y antidemocráticos esté en consonancia con una asignación aún mayor de las inversiones a través de los instrumentos financieros. La deuda ha aumentado hasta alcanzar el récord de 237 billones de dólares, a medida que un mayor número de compañías y países emiten bonos y la inversión de capital alcanza los niveles más altos de todos los tiempos. A inicios de este año, la inversión en acciones y otros activos financieros de riesgo alcanzó máximos históricos, según muestran los datos de Jefferies.

“No existe ninguna evidencia histórica que demuestre que la democracia se premia”, dijo Vincent Reinhart, director financiero de la firma de gestión de activos BNY Mellon, que maneja 2 billones de dólares.

Reinhart, como muchos otros economistas y gestores de activos, cita las tendencias mundiales y estadounidenses referidas a la caída del desempleo, la expansiva política monetaria y fiscal y el aumento del producto interno bruto como razones para invertir en activos de riesgo como las acciones más que en los activos refugio tradicionales como los bonos del gobierno estadounidense.

Los profesionales de las finanzas confían en un mercado alcista

Una encuesta reciente de Reuters realizada a más de 300 estrategas de inversiones y gestores de fondos encontró que éstos esperan que los 17 índices principales de todo el mundo incrementen sus niveles actuales y cierren el año con ganancias. Se mantienen esperanzados a pesar de que en lo que va del año 11 de esos índices arrojaron rendimientos negativos y muchos están muy por debajo del nivel esperado para mitad de año que arrojó la encuesta de Reuters del mes de febrero.

Casi el 60% confía en que las acciones de todo el mundo aumentarán en los próximos 12 meses. Sus expectativas son aún más alcistas que las que se constataron en la encuesta de febrero.

Este gráfico realizado por la compañía de gestión de activos Jefferies muestra el crecimiento de la inversión en acciones, bonos, cuentas del mercado monetario y materias primas durante un año. En general, los inversores se han deshecho de sus preocupaciones ya que las acciones subieron a máximos históricos en 2017 e inicios de 2018.
Este gráfico realizado por la compañía de gestión de activos Jefferies muestra el crecimiento de la inversión en acciones, bonos, cuentas del mercado monetario y materias primas durante un año. En general, los inversores se han deshecho de sus preocupaciones ya que las acciones subieron a máximos históricos en 2017 e inicios de 2018.

Años atrás, los gestores de fondos de inversión evitaban albergar expectativas sobre los gobiernos disfuncionales o que se mostraban hostiles hacia la democracia. Sin embargo, a medida que disminuye el número de países cuyos gobiernos funcionan bien y las naciones que emergen de la crisis producen retornos de la inversión de dos o tres dígitos, esa tesis ha dado un vuelco y ahora no importa qué gobierno esté al mando.

Un excelente ejemplo de este fenómeno es Egipto, un país que numerosas multinacionales y organizaciones no gubernamentales han calificado como una dictadura pero que este año espera ser testigo de la mayor entrada de efectivo gracias a los inversores.

Incluso Venezuela ha seguido atrayendo inversiones continuas de compañías de Wall Street hambrientas de las ganancias que reportan sus bonos, a pesar de que muchas personas en el país están, literalmente, muriendo de hambre debido a la dieta racionada sobre las importaciones y los medicamentos que ha impuesto el gobierno de Maduro.

Por tanto, la idea sobre cómo debe ser un buen lugar para invertir ha cambiado.

“Existe la idea de que las democracias más liberales y la economía de mercado van de la mano”, le dijo Kate Warne, directora y estratega de inversión de la compañía gestora de activos Edward Jones, a Yahoo Finanzas. “No estoy segura de que sea así”.

Los “tendencia a la mejoría” en los mercados emergentes

En los últimos años, incluso han despegado las inversiones hacia mercados emergentes como Brasil, Sudáfrica, Malasia y China. Los inversores afirman que, aunque estos países representan más riesgos que los mercados de naciones desarrolladas como Estados Unidos, ahora tienen mercados de capital más consistentes y sistemas bancarios más sólidos, a pesar de que se alejan cada vez más de la democracia.

“En algunos de los países donde invertimos estamos constatando un comportamiento un poco más autocrático”, confirmó Peter Gillespie, gestor de cartera y analista de capital en los mercados en vías de desarrollo de Lazard Asset Management. “Estamos viendo que se está produciendo una mayor intervención en las empresas donde estamos invirtiendo, por lo que a nuestras compañías les piden que presten más servicios al gobierno, más servicio nacional. Por el momento es una contribución modesta, pero no cabe dudas de que podría convertirse en un problema mayor”.

Los datos del Instituto de Finanzas Internacionales muestran que los niveles de inversión, que se desplazaron hacia los mercados desarrollados durante los años posteriores a la famosa ”taper tamtrum” del 2013 que produjo la FED en Estados Unidos, han retrocedido enérgicamente para rederigirse hacia los mercados emergentes desde 2015. Esa tendencia se revirtió desde la apreciación del dólar en abril, pero las expectativas de los inversores sobre los mercados emergentes siguen siendo alcistas en lo que respecta a los activos.

El equipo que analiza los mercados emergentes de Lazard considera que estos tienen una “tendencia a la mejoría”.

“Lo cierto es que en los últimos dos años hemos tenido un sesgo muy negativo sobre los riesgos geopolíticos”, confesó el gestor de fondos multiactivos de Lazard, Rupert Hope. “En este momento, esos sesgos han quedado atrás, gracias a la economía y la naturaleza sincronizada de este especial ciclo de crecimiento y lo que ello ha significado para el crecimiento del volumen de comercio en particular para los mercados emergentes”.

Un gráfico de barras muestra el incremento de la deuda global desde 1997.
Un gráfico de barras muestra el incremento de la deuda global desde 1997.

Tener que lidiar con regímenes inestables, corruptos y/o represivos simplemente se ha convertido en un hábito para quienes invierten en los mercados emergentes, apuntó Ed Al-Hussainy, analista de divisas y tasas de interés de Columbia Threadneedle.

“Si vas a invertir en los mercados emergentes, debes estar preparado para lidiar con unas instituciones débiles”, le dijo Al-Hussainy a Yahoo Finanzas en abril. “No puedo nombrar ni un solo gran mercado emergente donde en los últimos años haya mejorado la calidad institucional, sobre todo en lo que respecta a las instituciones democráticas”.

La posibilidad de que Italia abandone la Unión Europea ha dejado a los inversores impertérritos

Ese fenómeno también se aplica a los mercados desarrollados o maduros. Los inversionistas han mantenido una perspectiva mayoritariamente optimista sobre el riesgo, incluso después de que la turbulencia italiana de la semana pasada provocó una caída de los mercados en todo el mundo. El nuevo gobierno italiano parece dispuesto a reconsiderar su participación en la Unión Europea y el euro. Eso podría asestarle otro golpe a la zona euro, la tercera economía más grande del mundo, después de la votación del Brexit de 2016.

Los datos de Jefferies muestran que las acciones estadounidenses y asiáticas registraron inversiones la semana pasada y, al margen de las acciones italianas que han sufrido 12 semanas consecutivas de caída, las bolsas de todo el mundo han sido testigos de cómo el dinero sigue fluyendo hacia las acciones.

“En momentos de incertidumbre, probablemente no sea tan mala idea correr un pequeño riesgo”, afirmó Reinhart de BNY Mellon. De hecho, dado el sólido entorno en el que se está desarrollando la economía global, “es probable que sea un buen momento para arriesgarse”.

Dion Rabouin