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Por qué los empresarios no quieren fijar el fin de la jornada laboral a las seis de la tarde

J. Chamizo – Los empresarios acaban de dar un ‘no’ rotundo a que las jornadas laborales en España acaben por norma a las 6 de la tarde, una medida prometida por el PP en las últimas elecciones y apoyada por distintos colectivos y expertos. Una ley conflictiva porque condiciona la manera de organizarse de las empresas y que podría acabar de cuajo con el abuso de las horas extra, la mayoría de ellas no retribuidas.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) lo ha dicho alto y claro: establecer una ley de racionalización de horarios para que la jornada laboral termine con carácter general a las 18.00 horas “suena bien” pero “no es realista” y “ni siquiera aplicable” en España.

El lobby de los empresarios no cree tanto en una armonización única en todas las situaciones y para todos los sectores; en su lugar, defiende que en la negociación colectiva, los convenios de los distintos sectores “pueden analizar muy bien cómo se puede racionalizar mejor su jornada anual”.

La patronal añade que la mejor ley de horarios es pactar la jornada anual y estudiar de qué forma se reparte ese tiempo. “La mejor garantía de equilibrio entre la vida profesional y la vida personal es que tú tengas una jornada anual topada”, concluye. Pero esto puede dar lugar a jornadas irregulares que hagan muy difícil conciliar.

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Joan Rosell, presidente la CEOE. REUTERS/Sergio Perez.
Joan Rosell, presidente la CEOE. REUTERS/Sergio Perez.

En el documento, CEOE aclara que “es muy complejo diseñar una única fórmula” para la implantación de medidas de conciliación laboral y alude a la importancia “innegable” de la negociación colectiva para facilitar la conciliación laboral y familiar.

Admite eso sí que las medidas de conciliación más utilizadas actualmente “podrían generar efectos ralentizadores del desarrollo profesional”, como es la interrupción de las carreras laborales, la reducción del tiempo de trabajo, de los periodos de cotización y de las pensiones.

Como alternativa a fijar un fin de jornada igual para todos los sectores plantea garantizar una mayor infraestructura de servicios de atención a niños y a mayores dependientes, que sean “asequibles, accesibles, suficientes y de calidad”, prestando especial atención a los horarios y vacaciones escolares.

Lo que dicen los expertos

Sin embargo, voces expertas lo tienen claro: hay que regular esa jornada máxima. Incluso con una ley de horarios laborales que, más que sancionar, incentive a las empresas que lo hacen bien, según afirma Núria Chinchilla, profesora del IESE.

Una ley al estilo de la Antitabaco, impulsada como en aquel caso por una persona “con voluntad política y de cambio, que obligue a todos los implicados a aplicarla al mismo tiempo”, y que debería ir ligada al regreso al huso horario de Greenwich. “Es la única vía para cambiar una cultura muy asentada. Llevamos un lastre de muchos años haciendo las cosas de una manera que nos impide seguir los ritmos biológicos y poder realizar otras actividades diferentes a las laborales” asegura Chincilla.

“Pero es necesario que sea un pacto global con todos los agentes implicados: comercio, educación, empresarios, expertos…”. Siempre habrá excepciones, como los sectores que trabajan 24 horas y que tienen turnos. “No se trata de obligar a nadie, sino de dar opción a que la gente tenga una vida más racional y tranquila, y que cuando se dedique a trabajar, trabaje”.

¿Quién será ese político o política que lidere un cambio de esta magnitud? No lo sabemos, pero quien vaya a ser, está tardando.

IDNet Noticias