Yahoo Finanzas El problema que plantean los coches eléctricos que no hemos valorado
Los coches eléctricos se están vendiendo como si fueran la gran solución al Cambio Climático. No en vano, las emisiones que se producen en el sector del transporte supone el 20% del total de emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono. Pero, ¿realmente son la solución? ¿O traerán otros problemas asociados que dañarán el medio ambiente?
Francia y el Reino Unido han anunciado este año sus planes a largo plazo para prohibir la venta de todos los vehículos que consuman gasolina o diésel. La fecha límite es el 2040. Para ese año, todos los coches y camiones deberán ser eléctricos (o moverse gracias a un combustible como el hidrógeno.
Este hecho supone que cada coche tenga una batería en su interior. Y aunque esta pieza pueda ser recargada con electricidad de origen limpio (procedente de fuentes renovables), su proceso de fabricación no es tan respetuoso con el medio ambiente.
Por ejemplo, las baterías de litio –un negocio que hoy en día, en plena era de los smartphones, mueve unos 30.000 millones de dólares y que en 2024 alcanzará los 75.000 millones- necesitan para su fabricación de una serie de metales y minerales como el níquel.
Las minas de níquel parece que todavía no están preparadas para cubrir la descomunal demanda que se les viene encima. Buen ejemplo de ello es la subida del 17% en el precio de este metal en la Bolsa de Metales de Londres. Ahora mismo, una tonelada de níquel cuesta en torno a los 11.000 dólares, pero a pesar de la subida por la enorme demanda, todavía está lejos de los 51.000 que marcó ese mismo peso en 2007.
Los analistas especulan con que la extracción de este metal se debe duplicar para 2030, un nivel que desconocemos si se podrá lograr, para poder satisfacer la demanda. Se puede dar la circunstancia de que este metal y otros como el cobalto se conviertan de la noche a la mañana en el nuevo petróleo. Así, dejaremos de depender de un tipo de combustible para hacerlo de un tipo de metal.
La misma situación podría ocurrir con el cobalto, un material que actualmente se utiliza para la elaboración de componentes electrónicos. Según Bloomberg, la demanda de este metal se duplicará en los próximos 10 años. Y para 2025 habrá un desfase del 25% entre la oferta y la demanda, lo que supondrá un encarecimiento de todo producto que lo utilice.
Además, el cobalto es uno de los denominados metales de sangre, que se extrae en países en los que la situación es de lo más turbulenta. Uno de ellos es la República Democrática del Congo, segunda reserva del mundo de cobalto. La ONU denuncia que las continuas guerras que asolan el país están relacionadas con la lucha por el control de la explotación de los recursos naturales.
Parece que una vez más el bienestar y el progreso de los países ricos dependen de la explotación de los recursos de los pobres. ¿Se convertirá el Congo en la nueva Arabia Saudi, gracias a su riqueza en el material más deseado del futuro? Lamentablemente, dudamos de que esto vaya a ser así.
