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¿Ningún español quiere trabajar de camarero? Lo que está pasando en el sector

Emigrar nunca es fácil. Aun para los iberoamericanos, que sólo necesitan dos años de residencia legal continuada en España para poder solicitar la nacionalidad española, poder mantenerse legalmente puede ser muy complicado sin un permiso de trabajo. Hay unas cuantas opciones de visados de residencia y trabajo para los inmigrantes, pero suelen ser inalcanzables para la mayoría. Aquellos extranjeros que se queden en España de manera irregular deben esperar más de tres años para obtener un permiso de trabajo a través de un proceso denominado ‘arraigo’.

Legalmente, para que un extranjero en el exterior sea contratado por una empresa en España, el empleador debe demostrar que el puesto de trabajo específico se haya ofrecido primero a ciudadanos españoles o ciudadanos de la UE y que ninguno de ellos haya aceptado.

Desde la crisis del 2008, las categorías de trabajo y las posiciones que se pueden ofrecer a los extranjeros disminuyeron drásticamente para combatir el desempleo nacional. De hecho, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) tiene un catálogo trimestral de ocupaciones de difícil cobertura, donde el 90% de los empleos proceden del sector marítimo.

Camarero (AP Foto/Rebecca Blackwell)
Camarero (AP Foto/Rebecca Blackwell)

Un sector que nadie imaginaría que tiene difícil cobertura es la hostelería (exceptuando quizá camareros o cocineros de barco). Por ello, es sorprendente que la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC) haya anunciado en junio un plan de traer 400 camareros de Perú para que trabajen en la comunidad autónoma.

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El ‘rechazo absoluto’ por parte de la Consejería de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria ha sido manifestado esta segunda semana de septiembre, expresando su ‘incredulidad’ ante la idea de que la agrupación empresarial más importante de la comunidad autónoma no haya sido capaz de ofrecer condiciones laborales adecuadas para que los locales acepten.

La AEHC ha justificado la solicitud sosteniendo que hay una falta de profesionalización en el sector, el cual se beneficiaría de ‘importar’ expertos de la capital gastronómica de América Latina. Consideran que el convenio con Perú es necesario para cubrir la falta de personal durante la temporada turística. Sin embargo, Cantabria cuenta con casi 32.000 personas en paro, de las cuales 4.655 se encuentran registradas en las oficinas de empleo como demandantes de empleo en la ocupación de camareros. Es decir, hay suficientes potenciales empleados cualificados para cubrir la demanda más de 10 veces. Es un reflejo de lo que ocurre en toda España.

Tira y afloja entre patronal y Gobierno

Lo cierto es que detrás de esta inusual solicitud por parte de la AEHC, se esconde un preocupante juego de la soga entre la patronal y los camareros. Los empleados consideran que los sueldos son demasiado bajos, las horas demasiado irregulares, y que los fines de semana son demasiado preciados como para trabajar mientras los turistas andan de ocio y disfrutando. La Consejería, por ende, ha instado a la AEHC a hacer una "reflexión profunda y sincera" sobre esta situación, para poder "buscar soluciones en Cantabria y no en Perú". A pesar de que el país sudamericano tenga uno de los ambientes más seguros, y una situación económica y política más estables del continente, es evidente que la patronal considera que los peruanos estarían dispuestos a aceptar las condiciones que los locales se niegan a aceptar.

De todos modos, semejante solicitud en España, con sus condiciones estrictas para visados de trabajo, es una osadía. Claramente, hay cambios que se deben llevar a cabo en la hostelería, sector que lidera el aumento del desempleo a nivel nacional con el arranque de este año. El hecho de que un territorio no sea capaz de contratar 400 camareros cuando la disponibilidad es más de 10 veces mayor habla por sí mismo.

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