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El paradójico éxito de las cápsulas de café: mucho más caras y peor calidad

El café se ha convertido en parte de la rutina de muchos de nosotros. Un cafecito al desayunar, otro al tomar una pausa en el trabajo, otro después de almorzar, y así sucesivamente. Por poner un ejemplo: en España, un 70% de la población adulta bebe café diariamente. Pero el método preferido de prepararlo ha cambiado en los últimos años: hemos reemplazado la cafetera italiana por las cápsulas de café y consumimos hasta 40.000 toneladas anualmente.

Pero lo que sorprende de esta preferencia es el hecho de que, en comparación a la cafetera italiana, las cápsulas cuestan cinco veces más por taza. El kilo puede llegar a costar 75 euros (85 dólares) para algunas cápsulas. Como punto de referencia, basta saber que una bolsa de un kilo de “café de especialidad” (a base de granos de café exclusivos cultivados en condiciones climatológicas idóneas que se destacan por su sabor y aroma únicos) no suele superar los 25 euros (28 dólares).

[También de interés: No deberías consumir esto en un bar si quieres mantener tu salud a salvo].

Tienda de Nespresso Foto: Kristoffer Tripplaar/Sipa USA
Tienda de Nespresso Foto: Kristoffer Tripplaar/Sipa USA

¿El precio estará relacionado con la calidad? No necesariamente; muy a menudo el café de las cápsulas es más amargo, producto de la sobreextracción del material soluble. A diferencia del café elaborado en otras cafeteras, que emplean unos 8 gramos por taza, las cápsulas contienen entre 5 y 6 gramos, informa El Confidencial. Esto no es necesariamente del todo negativo, ya que en España se bebe mucho el café con leche, lo cual reduce la amargura y resequedad que puede causar.

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Más probablemente, parte de su éxito se debe a la comodidad, rapidez y sencillez de su preparación. Hoy en día, mientras trabajamos no siempre tenemos el tiempo para ponernos a tostar y moler el café de manera más tradicional, por lo que las monodosis nos resultan mucho más prácticas.

Pero, ¿es suficiente como para explicar su auge? En realidad, es innegable que las compañías que venden las cápsulas tienen una estrategia de marketing y comunicación extremadamente eficaz, teniendo en cuenta que comenzaron a ponerse de moda en España en plena crisis. La realidad es que las marcas que las venden han logrado ofrecerle al consumidor una sensación de exclusividad y experiencias. Por ejemplo, Nespresso tiene a George Clooney como imagen, ha diseminado boutiques con un servicio interactivo y personalizado, y participa en eventos como la Copa América. Todos estos elementos contribuyen a su popularidad, haciéndole sentir al consumidor que forman parte de un club selecto.

Sin embargo, que esta exclusividad no se traduzca en calidad disuade a los amantes del buen café, que buscan sabores más refinados, diversos y únicos.

Por otro lado, las cápsulas son de aluminio, un residuo (hablamos de millones de piezas) que podría ser muy sostenible si se incentiva a los consumidores a reciclar. Y finalmente, el mercado mismo se ha convertido en un feroz campo de batalla entre las marcas. Al crecer de un 0,86% del total del gasto de la compra a un 1,60% en diez años, las cápsulas ya se usan para calcular el precio final del carrito de la compra (IPC).

Las marcas blancas de los supermercados las venden a precios competitivos, mientras que otras marcas como JAB han cerrado acuerdos para entrar en Europa de la mano de fabricantes de café. Y aunque JAB y Nespresso dominan un tercio del sector del café instantáneo, habrá que ver si podrán competir cuando Amazon o Coca-Cola decidan entrar en el negocio, como se sospecha.

Laotracaradelamoneda

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