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El futuro estratégico de FCC cuelga de la transición de Juan Béjar

Por Carlos Ruano y Robert Hetz

MADRID (Reuters) - La previsible sustitución del capitán de FCC ha dejado a la deriva la cotización de un valor que necesita una nueva hoja de ruta para poder encarar su rumbo, explicaron analistas y fuentes del sector.

La constructora ha vivido unos años de duros saneamientos que alcanzaron su cénit cuando el empresario mexicano Carlos Slim acudió al rescate suscribiendo una ampliación de capital que le otorgó algo más del 25 por ciento del capital a cambio de 650 millones de euros.

La operación permitió a la constructora refinanciar y amortizar parcialmente su elevada deuda, pero ni las condiciones de los mercados ni los costes de financiación permiten todavía pensar en una FCC reflotada que pueda volver a dar los generosos dividendos a los que tenía acostumbrados a sus accionistas.

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Medio año después de la operación, FCC es uno de los valores con peor comportamiento del mercado español y sus acciones han perdido casi un cuarto de su valor mientras el mercado no parece haber recibido correctamente la nueva hoja de ruta, que requiere reducir la deuda por debajo de 4 veces el EBITDA para poder recuperar el dividendo.

La razón, según varios analistas y fuentes del sector consultados, estaría en gran parte en la falta de definición sobre el máximo puesto ejecutivo de la empresa, actualmente en manos de Juan Béjar.

Una fuente próxima al actual consejero delegado, ligado históricamente a las infraestructuras muy conocido por gestores de inversión en el sector, explicó que Béjar ya ha comunicado al grupo su decisión de abandonar antes de que finalice el año.

Consultados por Reuters, en FCC no quisieron hacer comentarios al respecto.

Béjar, que fue contratado por la empresaria Esther Koplowitz en 2013 cuando todavía era la primera accionista de la empresa fundada por su padre, acordó una indemnización millonaria que aplicaba en caso de cambio de control.

Cuando Slim se erigió en primer accionista, Béjar trató de hacer uso de su cláusula, pero según fuentes próximas a las negociaciones, acordó prorrogar la condición suspensiva por un año (hasta el 23 de diciembre de 2015) ya que los bancos que refinanciaron a la constructora pusieron de condición mantener al ejecutivo al frente.

"Lo que está pesando es la inacción, en el mercado se da por descontada la salida de Béjar y, en tanto en cuanto no se produzca, parece difícil que se puedan plantear opciones estratégicas de calado", explicó una fuente del sector.

OPCIONES ESTRATÉGICAS

Algunas fuentes de mercado estiman que la salida de Béjar, que recientemente reconoció en junta de accionistas que "aún queda mucho por hacer" en un discurso que a algunos les sonó a despedida temprana, podría producirse después del verano y será entonces la compañía se planteará distintas opciones estratégicas para crecer.

Pese a los duros saneamientos desde 2012, el ratio de deuda/ebitda a finales de 2014 todavía se mantenía en 6,2 veces (5.016 millones de deuda neta, incluyendo la deuda de su filial cementera). Para alcanzar el nivel de apalancamiento deseado -- ceteris paribus -- FCC tendría que rebajar su deuda en más de 1.500 millones o elevar su Ebitda (804 millones en 2014) en un 50 por ciento. Ninguno de los dos objetivos puede alcanzarse en el corto plazo sin nuevas decisiones.

Entre las alternativas, se habla de una posible emisión de bonos o incluso una nueva ampliación de capital que, según una información de El Confidencial, habrían planteado algunos de los bancos acreedores como condición para refinanciar de nuevo la deuda con el fin de reducir los costes, particularmente de un tramo de 450 millones de euros con tipos de interés todavía elevados.

Los analistas se muestran favorables a esta senda: "Una rebaja de 100 puntos básicos en el coste de la deuda elevaría el beneficio neto en 2016 en 27,6 millones de euros", destacó Banc Sabadell en una nota reciente a sus clientes.

"Lo consideramos necesario para alcanzar una situación financiera más equilibrada e incrementar el músculo del grupo (particularmente en Latinoamérica)", dijeron analistas de BPI.

No obstante, una ampliación de capital, que diluiría aún más a la familia Koplowitz sin fondos para acudir, estaría limitada ya que Slim no puede sobrepasar el 30 por ciento si no quiere verse obligado a lanzar una OPA.

En una eventual ampliación de capital por 500 millones de euros, Slim tendría que aportar unos 125 millones de euros para consolidar su participación (actualmente del 25,6 por ciento), mientras que Esther Koplowitz probablemente vería diluida su participación desde el 22,5 por ciento al 17 por ciento.

Eso sí, el nuevo gestor tendrá que mostrar su visión del negocio y convencer al mercado o al resto de accionistas para suscribir los 350 millones de euros restantes menos de un año después de recapitalizar la empresa con otra ampliación de mil millones de euros.

Una incuestionable baza a favor será la capacidad del propio Slim, el segundo hombre más rico del mundo según Forbes, de embarcar a inversores internacionales en su proyecto.