El emprendedor que se hizo millonario vendiendo piedras como mascotas

No había engaño alguno. Quien compraba una ‘Pet Rock’, por el módico precio de 3,95 dólares, sabía que en el interior de la caja encontraría una simple piedra, depositada sobre un lecho de paja, junto a un folleto de instrucciones en el que a través de 32 páginas explicaba detalladamente cómo debía ser el cuidado de la mascota recién adquirida.

Tampoco se trataba de una broma, sino que ello fue fruto del ingenio y talento de Gary Dahl, un creativo publicitario estadounidense, de 39 años de edad, al que se le ocurrió una genial idea, la puso en marcha y lo convirtió en millonario en cuestión de poquísimos meses.

Gary Dahl, el emprendedor que se hizo millonario vendiendo piedras como mascotas (imagen United Press International vía Nytimes)
Gary Dahl, el emprendedor que se hizo millonario vendiendo piedras como mascotas (imagen United Press International vía Nytimes)

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Una noche de 1975 Gary se encontraba tomando unas cervezas junto a un grupo de viejos amigos en un bar de una pequeña población de California (Los Gatos). Aquel no estaba siendo un buen año para él, debido a que se encontraba desempleado. Intentaba pasarlo lo mejor posible en una distendida conversación que, debido a la ingesta de alcohol, era algo absurda y en la que los presentes empezaban a comentar, de forma jocosa, aquellas cosas de sus vidas que no les satisfacían: trabajo, esposas, vecinos, mascotas…

Y fue precisamente esto último lo que encendió la bombilla creativa de Gary, cuando escuchó cómo todos sus amigos comentaban lo tedioso que resultaba llegar a casa cansados y tener que sacar a pasear a la mascota. E incluso tener que madrugar los días de fiesta para que saliese a hacer sus necesidades. También hablaban de cómo algunas de ellas los ignoraban por completo y capítulo aparte se encontraba todo lo referente a las preferencias alimentarias de esos animales.

Gary Dahl iba tomando nota mental de todo lo que sus viejos amigos comentaban e incluso se quedó con un detalle que sería fundamental para su éxito comercial, cuando uno de los presentes comentó que cuando le daba una instrucción a su mascota ésta le hacía tanto caso como si le hablara a una piedra (algunas fuentes indican que fue el propio Gary quien mencionó a la piedra, diciendo que él tenía una y que era la mascota perfecta).

El hecho fue que a partir del día siguiente empezó a desarrollar una idea en la que invertiría sus pocos ahorros y que, de funcionar, podría sacarlo del bache económico que estaba pasando a causa de su desempleo.

A Gary Dahl se le ocurrió empaquetar en cajas de cartón, las cuales había diseñado e impreso un rótulo que ponía ‘PET ROCK’, piedras que había adquirido en un almacén de construcción y que le había costado a un bajo precio. Eran piedras grises y redondas (guijarros) de un peso algo menos a medio kilo y que iba depositada sobre un nido de paja.