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Diferentes entregas y un único mensaje para los líderes griegos

Por Alessandra Galloni y Ingrid Melander

ROMA/PARÍS (Reuters) - En París y Roma, fue edulcorada; en Berlín y Fráncfort, inequívoca. Pero el mensaje de las capitales europeas a los nuevos líderes de Grecia fue el mismo en todas las paradas de la gira de la semana pasada: cumplan sus compromisos.

El primer ministro, Alexis Tsipras, acudirá a su primera cumbre europea el jueves debidamente advertido de que será casi imposible, como quiere Atenas, dejar a un lado las promesas hechas durante el rescate internacional de cuatro años. Tsipras y sus ayudantes también fueron avisados de que tienen que aprender las formas de la diplomacia.

"La amistad exige decir las cosas como son", dijo el ministro francés de Finanzas, Michel ‎Sapin, a Reuters tras reunirse con su colega griego, Yanis Varoufakis, el domingo pasado. "Debemos evitar los malos entendidos y asegurarnos, especialmente desde el lado griego, de que entendemos cómo son las cosas".

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Las posiciones tomadas esta última semana incrementan la presión sobre Tsipras para que abandone la retórica que le hizo ser elegido en las urnas. Otras capitales europeas deben decidir cuánto están dispuestas a comprometerse para mantener a Grecia en el euro. Francia e Italia, consideradas ampliamente aliadas naturales de Grecia, tendrán que pensar hasta dónde quieren llegar para facilitar un acuerdo.

"Espero que esta gira europea les haya ayudado a ver lo que otros están dispuestos a hacer, y lo que no", dijo un responsable oficial europeo en Bruselas.

Tsipras y Varoufakis no quisieron comentar estas afirmaciones.

No hay mucho tiempo. El rescate a Grecia acaba el 28 de febrero. Atenas dice que no quiere una extensión, sino un crédito puente de Europa mientras esboza un nuevo plan para el país. Hasta ahora, la respuesta ha sido no.

Pero sin una nueva ayuda, el Estado griego escaseará de fondos. Para este año se esperaban 9.000 millones de euros, principalmente del Fondo Monetario Internacional. Los ingresos fiscales están reduciéndose, y las privatizaciones se han frenado. Los analistas de Unicredit dicen que el Estado podría quedarse sin fondos en marzo.

EQUILIBRIO DIPLOMÁTICO

El mensaje más claro a Grecia la semana pasada vino, como era de esperar, de Alemania.

Durante una rueda de prensa con el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en Berlín, el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, rechazó la petición griega de una financiación puente e insistió en que Atenas aplique los actuales acuerdos del rescate.

La rueda de prensa estuvo marcada por la ausencia de tono cordial o contacto visual entre el alemán, de 73 años y enfundado en un traje marrón, y su invitado griego, de 53 años y con la camisa abierta.

En París y Roma, el mensaje fue más matizado.

En el sur de Europa, Francia e Italia parecerían ser aliados naturales de Grecia. Están encabezadas por gobiernos de centroizquierda y eso ha llevado a sus socios europeos a adoptar un política para la región más orientada al crecimiento.

Ambos han aplaudido la victoria de Tsipras como un triunfo de la voluntad del pueblo de acabar con la austeridad.

El Gobierno del presidente francés, François Hollande, ha asumido el papel de facilitador inicial para Tsipras: En París el domingo pasado, el ministro de Finanzas Michel Sapin, tras reunirse con Varoufakis, envió un mensaje de texto a Schäuble pidiéndole que se reuniera con el ministro griego de Finanzas, según una fuente oficial francesa.

Durante una larga rueda de prensa tras reunirse en Roma el martes, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, alabó a Tsipras por traer un "mensaje de esperanza, no sólo de miedo", a Europa.

La conferencia de prensa estuvo repleta de halagos mutuos y referencias a las similitudes culturales. Renzi se refirió a sus clases de griego en secundaria y regaló una corbata a Tsipras. Los dos bromearon con que el líder griego empezaría a llevarla cuando se resuelvan los problemas de deuda de su país.

Ambos tienen 40 años y han irrumpido con fuerza en el panorama político de sus países. Gobiernan naciones que tienen la primera y segunda mayor deuda de Europa en relación con el PIB.

De forma crucial, ambos se ven como campeones de una generación perdida. Los italianos nacidos en 1970 pagarán un 50 por ciento más en impuestos por porcentaje de ingresos durante su vida que los nacidos en 1952, según datos del Banco de Italia. Recibirán la mitad de los beneficios de las pensiones que perciben quienes hoy superan los 60.

"Somos de la misma edad, y nuestra generación ha sido el amortiguador de las malas decisiones políticas", dijo Tsipras.

Para Italia y Francia, Syriza también supone un riesgo. Hollande y Reni son dirigentes de centroizquierda que, presionados por Europa y por la recesión económica, intentan embarcarse en reformas que gusten al mercado. El éxito de Syriza, con su retórica de izquierdas contraria a los mercados, podría minar sus esfuerzos.

"Si Tsipras logra impulsar sus programas frente a los privilegiados, la presión para que Renzi gire a la izquierda puede crecer, cambiando el foco hacia los más ricos y dejando en el limbo sus reformas laborales", dijo Francesco Galietti, jefe ejecutivo de análisis de políticas públicas en la firma Policy Sonar, en una nota.

Estos riesgos explican por qué Hollande y Renzi fueron precavidos en su apoyo a Tsipras. "Queremos tender a Grecia una mano, lo que no significa que siempre estemos de acuerdo con ellos", dijo Renzi.

EDUCACIÓN

Antes de la cumbre de la UE el jueves, los nuevos dirigentes griegos también recibieron no pocos consejos de educación diplomática.

Varios responsables que acudieron a las reuniones comentaron la falta de experiencia en asuntos internacionales mostrada por los nuevos ministros griegos y sus ayudantes. Dos dijeron que estaban sorprendidos por la falta de conocimiento de las instituciones de la UE y por las últimas decisiones.

"Tienes la impresión de que (las delegaciones griegas) están bastante en una curva de aprendizaje escarpada", dijo un alto cargo europeo.

Tsipras y otros responsables griegos dicen que tienen la legitimidad democrática de una sonora victoria electoral. Una fuente gubernamental añadió que en ocasiones era una ventaja ser inexperto.

Varios diputados europeos dijeron a los griegos que era importante entender la opinión de los ciudadanos de otros países europeos.

En Roma, el ministro de Economía Padoan comió el martes con Varoufakis. Durante un almuerzo compuesto de anchoas marinadas y aros de pasta con almejas, el ministro de 65 años abordó a su comensal con el concepto de la confianza y cómo ganársela, en parte a través de la comunicación, según una persona familiarizada con la reunión.

"Hablamos menos de soluciones técnicas y más sobre lenguaje y valores comunes, y cómo usar las instituciones europeas para encontrar una solución común", dijo Padoan en una entrevista con el diario italiano L'Avvenire el viernes.

En Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se mostró afectuoso con Tsipras, besándole en la mejilla y tomando al nuevo líder griego de la mano.

Tras las cámaras, Juncker, de 60 años, ofreció a Tsipras un curso tutorial sobre los entresijos de la Unión Europea, según un responsable oficial europeo.

"Tsipras se mostró muy receptivo", dijo.