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Las escenas de caos en los grandes almacenes certifican el olvido al pequeño comercio

Los pequeños comercios han sido una alternativa aunque cada vez quedan menos.  REUTERS
Los pequeños comercios han sido una alternativa aunque cada vez quedan menos. REUTERS

Los hábitos de consumo dieron un giro de 180 grados en el momento en que los grandes almacenes engulleron a los pequeños comercios como si de una pugna entre David y Goliat se tratara. Como consumidores, hemos aceptado el caramelito de las ofertas del dos por uno, los ahorros en las compras de grandes cantidades y la comodidad de encontrar gran variedad de productos en un mismo espacio. La contrapartida es que despreciamos como sociedad la cercanía y el calor que siempre nos brindaron las tiendas de la esquina, la carnicería, la pescadería y ese paseíto a la panadería guiados por el aroma del obrador.

Es ahora cuando tras las escenas de caos y el ansia de acopio debido al pánico que ha generado el Covid-19, los grandes almacenes se han convertido en el lugar de peregrinación de una población asustada y dependiente de un modelo de negocio que aboga por la comodidad y la variedad; y que se ha acabado convirtiendo en el lugar al que acudir, en un hábito demasiado generalizado y frágil para muchas personas. Según Ignacio García Magarzo, director general de la Asociación Española de Distribuidores de Autoservicios y Supermercados (Asedas), la reposición de productos está garantizada a pesar de la compra masiva de productos.

Estantes vacíos de productos de primera necesidad. (Getty Images)
Estantes vacíos de productos de primera necesidad. (Getty Images)

“Se está produciendo un cambio de demanda en algunas tiendas de algunas zonas y en algunos productos. Eso está causando molestias porque se repone y al poco tiempo hay hueco y es desagradable para el consumidor que va a comprar. Si no acumulamos más de los productos que realmente vamos a consumir en los próximos días no generaremos esas molestias y permitiremos que el sistema logístico funcione”, afirmó a la Cadena Cope. “Ese servicio que prestamos todos los días está en condiciones de responder a situaciones de incrementos de demanda como éste. También porque somos un gran país productor de alimentos. Tenemos una gran industria alimentaria transformadora y también una muy buena distribución. Se basa en un modelo de proximidad en el que acercamos desde todas esas plataformas logísticas de toda España el producto a donde viven los ciudadanos. Ellos no tienen que acumular en su casa porque saben que muy cerca, a 10 minutos andando, tienen muchos sitios para hacer compra de alimentación. Eso permite que en una situación distinta como la que estamos viviendo no habrá problema de desabastecimiento”, agregó.

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Sin embargo, las pequeñas tiendas están en extinción. Sucede en todos los sectores, desde el textil al electrónico, incluidos los alimentarios y de necesidades básicas. En 2018, alrededor de siete mil establecimientos de este tipo echaron el cierre, algo que sucede cada año. No sólo es difícil competir con gigantes como Mercadona, que en 2019 facturó 25.500 millones de euros brutos (23.361,3 netos), un 5% más que los 24.305 millones (22.235 millones netos) del año anterior, sino que los vecinos les estamos haciendo un flaco favor. La elección de los consumidores es clara y ahora, con la crisis del Covid-19, muchos desearían que hubiera más establecimientos de proximidad de los que existen.

Supermercado en Beirut. (Getty Images)
Supermercado en Beirut. (Getty Images)

No es una cuestión de desabastecimiento, sino de alternativas que están desapareciendo. La dependencia de la ciudadanía hacia los grandes almacenes hace que la concentración de consumidores sea insostenible en momentos de crisis como la actual; no por falta de productos, ya que al día siguiente los estantes suelen estar repuestos, sino por la afluencia de personas que acuden a un mismo lugar, con los riesgos, la histeria y el ansia contagiada que eso genera. Los pequeños comercios también deberían ser una alternativa a las compras masivas, en tiempos de crisis y en momentos de estabilidad. Siempre. Por hacer vecindad, por cercanía, por una atención y un trato más personalizado, por sostenibilidad, por aportar a economía local y por diversificar a la masa en momentos como el actual.

Desafortunadamente, las escenas de caos en los grandes almacenes certifican que nos hemos olvidado de los pequeños comercios. Quizás, los consumidores tengamos mucho que aprender de esta situación excepcional en la que vivimos y nos demos cuenta de que cuanta más variedad de tiendas a la vuelta de la esquina, mejor.

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