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Cómo los productos 'light' dañan a tu salud y tu bolsillo

La comida rápida, los aperitivos de bolsa o los dulces que consumimos tienen un denominador común: una vez que empezamos a comerlos, nos resulta casi imposible parar. Este fenómeno está relacionado con la llamada ‘palatabilidad’ de los alimentos: cuanto más sabroso es un alimento, más palatabilidad tiene, siendo este tipo de productos calificados como ‘hiperpalatables’. Aunque no existe una definición como tal de este concepto, es habitual meter dentro de este grupo a aquellos comestibles, dulces o salados, cuyos componentes se combinan de tal forma que resulten especialmente adictivos.

Dichas combinaciones pueden clasificarse en tres grandes grupos: mezcla de grasa y sodio, como los perritos calientes o el bacon; de grasa y azúcares simples, presentes en pasteles, los helados o brownies; y de carbohidratos y sodio, que podemos encontrar en las galletas saladas o las palomitas de maíz. El producto final es un alimento que genera una necesidad de comer sin hambre, de consumirlo simplemente por el placer de experimentar su agradable sabor. Por tanto, el aumento de la palatabilidad es la base de las cadenas de comida rápida y de las marcas de aperitivos.

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Muchas marcas de productos de alimentación han colocado el apellido de 'light' a muchos de sus productos por la creciente preocupación que hay en los consumidores por la alimentación sana. Foto: AP Photo/Gene J. Puskar.
Muchas marcas de productos de alimentación han colocado el apellido de 'light' a muchos de sus productos por la creciente preocupación que hay en los consumidores por la alimentación sana. Foto: AP Photo/Gene J. Puskar.

Cada vez más asociaciones intentan concienciar del grave problema de salud pública que puede suponer el consumo de dichos productos, no solo de obesidad y sobrepeso, sino también otras patologías como el colesterol alto o la diabetes. Además, recalcan la alta exposición a la que nos encontramos, por su gran presencia en supermercados y máquinas expendedoras, tanto en la calle y el transporte público, como nuestro trabajo o centro de estudios. Por tanto, las empresas han empezado a concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de líneas ‘light’ o ‘cero’: se comercializan alimentos ‘hiperpalatables’ calificados como ‘buenos para la salud’, lo que supone un negocio muy rentable.

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El mito de los productos ‘sin’

Pero según un estudio de la revista estadounidense Obesity, un 5% de los productos comercializados como ‘bajos en grasa, sal o azúcares’, o directamente, ‘sin,’ también cuentan con la presencia de ingredientes ‘hiperpalatables’. De hecho, casi la mitad de los artículos presentados como opciones sin azúcar presentan criterios de ‘hiperpalatabilidad’, lo que les hace ser adictivos para el consumidor.

Por tanto, el componente ‘light’ se traduce en que la presencia de grasas, azúcares y sodio es menor, o que se comercializan en raciones más pequeñas. Bajo la creencia popular de que se trata de un producto más sano, se puede llegar a ingerir cantidades mayores del mismo, lo que acaba siendo contraproducente. En realidad, se estaría consumiendo lo mismo que comprando el producto en su versión original y, además, por un precio mayor: los alimentos presentados como ‘light’ o ‘bio’ pueden ser hasta un 10% más caros, según el mismo estudio de Obesity.

Las versiones ‘sin’ deberían llevar impreso en sus etiquetas, además del porcentaje de reducción de calorías, el valor energético del producto de referencia para que el consumidor pudiera comparar las dos versiones y, en la mayoría de los casos, no es así. Por ello, el cambio del etiquetado podría ser el primer paso para concienciar a la población de la realidad de estos artículos. Además, esto debería ir seguido de políticas de fomento de los hábitos de vida saludables, que recalquen la importancia de limitar el consumo de estos productos y adquirirlos solo de forma puntual.

Por otra parte, las redes sociales juegan también un papel importante: movimientos como el ‘real food’, a favor de una alimentación lo más natural posible, han ganado peso en los últimos años. Algunos nutricionistas han decidido adaptarse a la era digital y se han convertido en embajadores de este movimiento, con publicaciones que han servido de ayuda a la hora de identificar estos ‘hiperpalatables’. Y, en la medida de lo posible, eliminarlos de nuestra dieta. Quizá nos están salvando un poquito la vida… y nuestra cartera.

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