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Comprar un auto nuevo, un “lujo” que solo podrán darse los ricos

Comprar un auto nuevo: el último “lujo” que solo podrán darse los ricos. Foto: Getty Images.
Comprar un auto nuevo: el último “lujo” que solo podrán darse los ricos. Foto: Getty Images. (alfexe via Getty Images)

Mientras los fabricantes facturan como nunca con la venta de menos automóviles, pero a precios mucho más altos, la típica familia de clase media en Estados Unidos está cada día más lejos de uno los pilares del sueño americano: un reluciente auto nuevo.

“La idea de un auto nuevo en la entrada de cada casa estadounidense ya no es el mundo en el que vivimos”, lamentó en declaraciones a Bloomberg el economista senior de Cox Automotive, Charlie Chesbrough.

El pago mensual promedio de un automóvil nuevo se disparó en EEUU a un récord de US$ 777, casi el doble desde finales de 2019, según datos de Cox, propietario de la empresa de valoración de vehículos Kelley Blue Book.

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Un gasto así representa casi una sexta parte del ingreso medio de los hogares después de impuestos. Y si tenemos en cuenta las altas tasas de interés que van en aumento, tener un auto nuevo, así como ser propietario de una vivienda y acceder a la educación universitaria, se está convirtiendo en un lujo que solo pueden darse los ricos.

En la última década, el pago promedio de un automóvil nuevo en los EEUU subió a aproximadamente US$400 por mes. Eso es casi todo lo que el hogar estadounidense típico puede desembolsar sin sacrificar otros gastos importantes, dijo Jonathan Smoke, economista jefe de Cox.

Los precios cruzaron esa marca en noviembre de 2019 y se ha disparado desde entonces. El precio promedio de un vehículo nuevo en los EEUU aumentó a casi US$ 50.000, un 30% más que en 2019, según JPMorgan.

Mientras tanto, el precio promedio de un automóvil usado ahora es de alrededor de US$ 27.000, según muestran los datos de Cox.

Menos ventas, pero más ganancias

El año pasado, los fabricantes de automóviles vendieron alrededor de 13 millones de vehículos en los EEUU, un 8% menos que en 2021 y el nivel más bajo en una década. Pero la ganancia bruta de Ford aumentó un 4,4 % en 2022 con respecto al año anterior, mientras que las ganancias de GM crecieron en unos 200 millones de dólares para llegar a US$ 14.500 millones.

El análisis de Bloomberg señala que se ha producido “un cambio radical” con respecto al modelo comercial que definió la fabricación de automóviles durante décadas: operar plantas a toda velocidad y luego usar grandes descuentos para mover rápido la mercancía.

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“La guerra por los automóviles está de regreso”, dicen algunos distribuidores. Foto: REUTERS/Maxim Shemetov
“La guerra por los automóviles está de regreso”, dicen algunos distribuidores. Foto: REUTERS/Maxim Shemetov (Maxim Shemetov / Reuters)

Bajo ese modelo, los fabricantes ofrecían un margen de entre 60 y 100 días de inventario, pero ahora apuntan a reducir hasta la mitad esos números y así recortar los gastos generales y mantener los precios igualmente altos.

“Nunca volveremos a los niveles de inventario en los que estábamos en el pasado”, advertía el año pasado la directora ejecutiva de GM, Mary Barra, a los inversores.

En la misma página está su rival, el presidente ejecutivo de Ford, Jim Farley, así como Toyota y Nissan Motor, que han prometido mantener la misma estrategia.

“No verás a la mayoría de los fabricantes volver a donde estaban hace tres o cuatro años”, dijo en una entrevista Judy Wheeler, vicepresidenta de ventas de vehículos en EEUU para Nissan.

¿Hay esperanzas?

Tanto Wheeler como el director financiero de Ford, John Lawler, esperan que este año los precios de los autos nuevos bajen a niveles “más normales”. Lawler incluso espera que la caída sea de un 5% si los fabricantes se inclinan a aumentar los descuentos.

Tesla y Ford redujeron los precios de los vehículos eléctricos. Sin embargo, el cambio tan necesario a la energía limpia también amenaza con hacer más pronunciada la crisis de asequibilidad, ya que los EV cuestan aproximadamente un 25% más que el auto promedio.

Los distribuidores no ven tan claro el panorama. Rhett Ricart, dueño de Ricart Automotive Group e importante distribuidor de modelos Ford, Nissan y Chevrolet, duda mucho que los fabricantes mantengan su inventario entre 30 y 45 días.

“No lo harán”, dijo Ricart, citado por Bloomberg. “La escasez de chips ya no es un gran problema. La guerra por los automóviles está de regreso”.

Jack Hollis, vicepresidente ejecutivo de ventas de Toyota Motor para América del Norte, cree que la industria obtendrá suficientes chips para vender 15 millones de vehículos en los EEUU este año, pero eso se quedará un 12% por debajo de las ventas de hace tres años.

Los ricos ganan esta ronda

Hollis también estima que existe una demanda acumulada de más de 4 millones de vehículos, lo que evita que los precios disminuyan a corto plazo. “Tendremos otro año con un número de ventas limitado por la oferta. Los precios siguen subiendo. Está claro que la demanda sigue superando a la oferta”, dijo.

Ahora, casi el 30% de los compradores de automóviles provienen de hogares con ingresos anuales de más de US$ 150.000, frente al 22% en 2016. “Existen más personas ricas que compran autos”, señaló Mark Wakefield, director gerente de la consultora AlixPartners.

Según Wakefield, los que están en el extremo inferior del mercado simplemente “se han quedado fuera”.

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