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Los bancos de EEUU están 'nadando en dinero' gracias a la pandemia

Oficina bancaria de Chase Bank, en Nueva York. (AP Photo/Mark Lennihan)
Oficina bancaria de Chase Bank, en Nueva York. (AP Photo/Mark Lennihan)

Pareciera lo contrario, pero a pesar de la magnitud de la pandemia de COVID-19 y de la crisis económica que este flagelo está dejando a su paso, los bancos son cada día más ricos y poderosos.

De acuerdo por un reporte de CNBC que se apoya en datos hechos públicos por la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), de enero hasta la fecha los depósitos bancarios en efectivo aumentaron en una cifra récord de dos billones de dólares (trillion, en inglés). Justo durante el periodo de mayor prevalencia del coronavirus en Estados Unidos.

Tan solo en abril, en un movimiento sin precedentes en la historia financiera del país, el flujo de dinero hacia las instituciones bancarias creció en 865.000 millones de dólares, más que el récord anterior de todo un año.

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Estas ganancias, según la publicación, fueron impulsadas de cierta manera por la respuesta a la propia pandemia: cuando el gobierno liberó cientos de miles de millones de dólares para impulsar a las pequeñas empresas y a los ciudadanos a través de las ayudas de estímulo y los beneficios del desempleo.

En esa fecha, la Reserva Federal lo hizo todo por apoyar a los mercados financieros, incluida la aplicación de un programa ilimitado de compra de bonos. De ahí que desde los hogares con un mínimo de dos personas hasta las grandes corporaciones recibieron grandes sumas de efectivo.

Según la FDIC, más de dos tercios de esta inyección se destinó a las 25 instituciones más grandes del país, por lo que estos fondos se concentraron en el escalón más alto de la industria bancaria, exactamente en JPMorgan Chase, Bank of America y Citigroup, bancos que experimentaron un crecimiento mucho más rápido que el resto de la industria durante el primer trimestre.

“Desde cualquier punto de vista, este crecimiento ha sido absolutamente extraordinario”, aseguró Brian Foran, analista de Autonomous Research. “Los bancos están inundados de efectivo”.

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Oficina bancaria de Wells Fargo en Filadelfia. (AP Photo/Matt Rourke)
Oficina bancaria de Wells Fargo en Filadelfia. (AP Photo/Matt Rourke)

Los motivos

Hay varias razones por las cuales los megabancos estadounidenses, sobrevivientes de la crisis de 2008, fueron los principales beneficiarios de esta bonanza de depósitos. A medida que en el mes de marzo los estados comenzaron a implementar los cierres como medida para detener la pandemia, corporaciones como Boeing y Ford extrajeron inmediatamente decenas de miles de millones de dólares de las líneas de crédito, y ese dinero se aparcó inicialmente en los bancos que habían otorgado esos préstamos.

En paralelo, estos grandes bancos también prestaron servicios a una gran parte de los clientes en el Programa de Protección de Cheques de Pago, una ayuda de 660.000 millones de dólares concebida por el gobierno para apuntalar a las pequeñas empresas. Fue entonces que este dinero llegó inicialmente a las cuentas bancarias de las empresas que facilitaron dichos préstamos.

Además, los bancos fiduciarios, dedicados a custodiar las inversiones de administradores de activos como BlackRock o Fidelity, obtuvieron depósitos cuando el programa de compra de bonos de la Reserva Federal absorbió miles de millones de dólares en valores respaldados por hipotecas. JPMorgan y Citigroup custodian gran parte de esos activos.

Por último, se sobreentiende que estos bancos gigantescos cuentan como clientes con la mayoría de la ciudadanía en Estados Unidos, gente ordinaria que tienen muy pocas opciones de gastar dinero mientras permanece confinada en su domicilio.

Unos niveles de ahorro muy altos

Por ello las estadísticas arrojan que en abril la tasa de ahorro personal alcanzó un récord del 33%, de acuerdo con la Oficina de Análisis Económico. En ese periodo, el ingreso personal aumentó un 10.5%. Gracias a los cheques de estímulo de 1,200 dólares y a los beneficios de desempleo, en algunos casos el dinero recibido superó al ingreso regular de un trabajador debido, por supuesto, a los menores gastos por el confinamiento.

En resumen, que todo ese dinero terminó siendo depositado en cuentas bancarias.

En mayo, Brian Moynihan, CEO de Bank of America, le dijo a CNBC que las cuentas corrientes cuyo saldo suele estar por debajo de los 5,000 dólares en realidad contaban con un 40% más de dinero que antes de la pandemia.

Apoyadas en sus redes de sucursales en todo el país, los grandes bancos han confiado en estos depósitos copiosos para hacerle frente a la etapa difícil que se avecina cuando la pandemia sea parte de la historia.

Pero al mismo tiempo saben que deben ser prudentes a la hora de prestar dinero en medio de una recesión.

Todavía queda por ver cuáles son las consecuencias finales del gasto histórico que acaba de llevar a cabo el gobierno. Algunos expertos auguran un colapso del dólar y un aumento de la inflación. Otros avizoran una burbuja en el mercado de valores.

Por lo pronto ya se ha producido una consecuencia para los ahorradores: los bancos han disminuido sus tasas de interés, de por sí insignificantes, pues ya no necesitan tanto dinero…ni quieren pagar más.