Así reina la opacidad fiscal de las multinacionales en España
Jaime Quirós – Decía Mariano Rajoy hace unos días que el Gobierno preparará una regulación que garantice que los negocios digitales tributen por la actividad y beneficios que obtengan en España aunque su domicilio fiscal esté en otro país.
Se trata de evitar el uso de los entornos digitales “como fuente de elusión tributaria”. “No vamos a consentir que se alteren las reglas de competencia entre los nuevos negocios digitales y los negocios tradicionales”. El objetivo: que tributen por las “actividades y beneficios que reciben en España, y no en Luxemburgo”.
De momento no hay rastro de esa norma, de difícil gestación y que, para ser eficaz debe contar con el acompañamiento de una regulación similar en toda Europa, e incluso, en todos los países Occidentales.
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Pero no sólo los negocios digitales son un dolor de muelas para este Gobierno. Muchas son las vías que utilizan las grandes compañías para reducir su carga fiscal y los países tienen cada vez más problemas para atajar el problema de forma individual.
El Informe de contribución y transparencia 2017, elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia, y recogido por El Confidencial, pone de relieve los graves problemas de opacidad fiscal de las multinacionales extranjeras con presencia en España. Y de todos los sectores. Hasta un 94% de las empresas no cumplió sus obligaciones fiscales en España en el año 2017, según el informe.
Y ¿quiénes son las peores a la hora de rendir cuentas sobre su actividad en España? Apple, Google, Coca-Cola, Decathlon, Volkswagen, Ford y Nissan no consiguen un solo punto de todos los criterios de transparencia analizados. No reportan bien o no reportan sobre el pago de impuestos, pero también sobre el número de empleados en España, su política de compras o las inversiones realizadas
Leroy Merlin, Airbus, Heineken, Amazon, Carrefour y Nestlé se sitúan en el polo opuesto y rinden cuentas sobre cómo están contribuyendo a generar empleo, desarrollar proveedores locales, invertir y pagar impuestos”.
Algo es algo. El desarrollo de la responsabilidad social corporativa y de la inversión con criterios socialmente responsables tiene que ser una ayuda para incentivar a los gobiernos a obligar a una transparencia creciente. El problema es que muchos de esos gobernantes y legisladores acaban en esas grandes empresas. Las puertas giratorias giran contra ese impulso de claridad y transparencia.
Laotracaradelamoneda
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