Adiós a las tarjetas de embarque: entraremos en los aviones mostrando el rostro a una máquina
Las tarjetas de embarque han dejado de ser ese indescifrable cartoncito lleno de códigos a convertirse últimamente en un simple SMS o una estilizada tarjeta virtual. Pero dentro de poco ni siquiera habrá que mostrar nada en los aeropuertos: la tecnología de reconocimiento facial hará que nos sentemos en un avión con tan solo mostrar la cara a una máquina.
Parece una idea de lo más futurista, pero el sistema ya se está probando. Tal y como informa El País, la compañía holandesa KLM y la estadounidense JetBlue han instalado kioskos con tecnología de reconocimiento facial que permiten el embarque a sus vuelos.
De esta forma no solo no hace falte la tarjeta de embarque, sino que tampoco es necesario llevar en el bolsillo el pasaporte o el DNI, ya que la identidad del pasajero es reconocida con una fiabilidad de casi el 100%.
Además, no hace falta que ningún ser humano supervise la acción. Del mismo modo que ocurre con las máquinas que permiten el acceso al metro, los aparatos de KLM y JetBlue son completamente autónomos y solo abren sus puertas cuando reconocen positivamente a la persona que tienen delante. Si alguien intentara colarse o no tuviera el permiso, sonará una bocina y se encenderá una luz roja.
JetBlue va a empezar las pruebas en el aeropuerto de Boston-Logan y solo para los pasajeros que realicen el vuelo Boston-Aruba. Ellos tendrán que pasar por un puesto de control automatizado (previo al de seguridad) en el que tendrán que presentar su pasaporte y su tarjeta de embarque.
Tras pasar el control de seguridad del aeropuerto, la novedad estará en la puerta de acceso al avión. En ella se instalarán las máquinas que identifican el rostro y serán las que permitan el embarque definitivo.
Otro sistema de acceso es el que propone la aerolínea Delta, pero esta vez con la huella dactilar. El esquema es el mismo que el de JetBlue, pero en vez de tener que dejarse fotografiar, los pasajeros solo tendrán que poner sus dedos en un lector.
En el aeropuerto de Frankfurt el proceso de embarque también está automatizado, pero ahí sí que hay que enseñar la tarjeta. La diferencia es que los pasajeros no se la muestran a un empleado, sino que la pasan por un escáner que les abre las puertas.