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Adiós al contrato fijo: los empleos que sobrevivan a la crisis serán diferentes

El paro juvenil registra su peor cifra desde el inicio de la pandemia. En los dos primeros meses de 2021 el paro juvenil ha vuelto a crecer, igual que lo ha hecho el desempleo y la temporalidad. Para una persona de menos de 30 años obtener un contrato fijo es casi ficticio. Y para gran parte de la población, porque el paro en España ya se cifra en cuatro millones tras sumar 40.000 desempleados más en febrero.

Para muchas generaciones de españoles, conseguir un trabajo fijo ha sido un objetivo prioritario. Pero la obsesión por esta aparente seguridad parece que tiene fecha de caducidad. Ya lleva unos años en revisión, pero no ha sido hasta ahora, tras el golpe de la actual crisis laboral cuando se otea su desaparición definitiva.

Alrededor de un 25% del total de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social tienen un contrato temporal. Una modalidad claramente asociada a la precariedad, debido, en gran parte, a una brecha propiciada por la regulación laboral española, que no permite acumular derechos de indemnización.

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Las nuevas modalidades como el ‘gig economy’, el ‘freelancing’ o el ‘interim management’. Foto: Getty Creative. (Marko Geber via Getty Images)

Hay trabajadores que están continuamente saliendo y entrando del mercado laboral precisamente porque no consiguen un contrato indefinido. Los jóvenes, además, con una tasa de desempleo que aumenta cada vez más: se encuentra muy por encima de la media europea –42% frente al 17% de media en el continente– y son el sector más castigado.

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Aunque es muy impopular, en la temporalidad también podemos encontrar elementos positivos. ¿Por qué? Es una puerta abierta para la inserción laboral de los jóvenes, y una vía que les permite acumular experiencia y aprendizaje.

En otros países con una regulación laboral más flexible es habitual que los profesionales utilicen la fórmula del trabajo temporal o la subcontratación en diferentes momentos de su vida. Es una fórmula que permite conciliar la vida personal y profesional o trabajar por proyectos durante una época determinada del año, por ejemplo.

Quizá hay que premiar la temporalidad, no castigarla. El mercado español podría ser excesivamente rígido en este sentido. Pero la pandemia puede que llegue para corregir esta situación. El momento actual abre la puerta a una nueva hornada de modalidades de relación laboral.

Nuevo escenario laboral

La posibilidad de una contratación indefinida está cada vez más vacía. Pero la situación actual, al margen de todas las adversidades que ha traído, dibuja un nuevo escenario en el que aparecen nuevas modalidades.

Una de ellas es el ‘gig economy’. El término ‘gig’ proviene de la jerga musical y se refiere a las actuaciones cortas que realizan los grupos musicales. Aplicado al mundo laboral, el concepto alude a los trabajos esporádicos que tienen una duración corta y en los que el contratado se encarga de una labor específica dentro de un proyecto. Un ejemplo serían los conductores de VTC o los repartidores de paquetería o comida a domicilio que usan sus propios vehículos. Estas fórmulas de trabajo no se escapan de la controversia, ya que en realidad estos trabajadores son falsos autónomos.

Más conocida y asentada es la modalidad de ‘freelance’. En los últimos años, una legión de estos profesionales independientes ha aparecido, por elección personal o forzados por las circunstancias. Pero lo cierto ante esta situación incierta, para las empresas, tener la posibilidad de contar con profesionales de alto nivel que trabajen por objetivos y con posibilidad de incorporación inmediata es positivo y posibilitará su recuperación. Además, la flexibilidad que brinda no tener que pagar seguros sociales ni despidos, hace esta opción más atractiva para las empresas con necesidades puntuales de incorporar talento.

Por último, cercana al ‘freelancing’, está la figura del ‘interim management’. Se refiere a un sector más senior, como una especie de superdirectivos independientes que trabajan por proyectos específicos. Después de una jubilación, en lugar de contratar a alguien de forma permanente, una buena alternativa es acudir a un consultor externo hasta que hasta que la situación se normalice y alguien le suceda.

Todas estas opciones trazan un nuevo horizonte laboral en España. Podrá ser mejor o peor, pero lo que está claro es que será diferente. Los contratos indefinidos no son la cura unívoca ante esta emergencia laboral. Lo que está claro es que la flexibilidad prima, y que hay cosas que, nos gusten o no, han llegado para quedarse.

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