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Qué es el metaverso de Zuckerberg y por qué no quiero vivir en él

Woman wearing augmented reality glasses at night
Las gafas de realidad aumentada serán uno de los dispositivos que nos permitirán entrar en el metaverso, un universo virtual paralelo donde podremos cambiar de identidad y experimentar sin límites (Getty Images). (Qi Yang via Getty Images)

¿Qué sería de mí si pudiera escapar de mi realidad y pasar el día en un universo paralelo, donde pudiera simular mis más rebuscadas fantasías?

Lo primero es que no viviría en Madrid, sino en una pequeña finca sembrada de flores aromáticas y árboles frutales con vista al mar. Allí disfrutaría noches de cielos estrellados, auroras boreales y campos iluminados por luciérnagas. En la mañana escribiría frenéticamente novelas de ficción y por la tarde me transformaría en una superheroína que atraparía a políticos corruptos, dictadores y a empresarios inescrupulosos que se aprovechan de la pobreza ajena. (Todavía no he decidido qué hacer con ellos).

Eventualmente sería cantante y me presentaría en dúo con mis artistas favoritos, también experimentaría lo que es salvar vidas en un quirófano con un bisturí, haría deportes extremos como la escalada sin cuerdas. Almorzaría cada día un platillo nuevo en un país distinto, conversaría con los abuelos que nunca conocí y me reuniría a menudo con la familia y los amigos que tengo regados por el mundo. Sería bacteria, virus mutante, exploraría el espacio, hablaría todos los idiomas, nadaría desnuda y sin oxígeno en las profundidades del mar junto a una manada de ballenas.

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La lista se multiplicaría con cada experiencia vivida y me temo que, en poco tiempo, mi conexión con el mundo real desaparecería porque la adrenalina de lo inimaginable siempre le ganaría a la tranquilidad de lo cotidiano. Ese universo paralelo acabaría con la Mariángela periodista, que vive en un piso de Madrid junto a un esposo amoroso y tres hijas adolescentes.

El metaverso de Zuckerberg

Eso es precisamente lo que desea hacer el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, para evitar el deterioro de su imperio de redes sociales. Crear un mundo virtual que se llama metaverso, un universo paralelo a donde accederíamos a través de la realidad virtual.

La mejor definición que he encontrado de los expertos en tecnología la tiene David Salces, quien escribió para MC:

“Un metaverso es, de manera resumida, un espacio virtual (sí, hablamos de realidad virtual) y colectivo en el que se recrean determinados entornos en los que las personas pueden interactuar entre sí, realizar múltiples actividades y, además, eludir las limitaciones impuestas por el mundo real en todos los sentidos: desde las leyes de la física hasta las que prohíben que puedas cometer un homicidio. Los únicos límites dentro de un metaverso, además de la carencia de respuestas sensoriales a lo que estamos haciendo, son las marcadas por su creador”.

Ese metaverso que planea Zuckerberg es un lugar virtual donde podremos interactuar con terceras personas, comprar, viajar y hacer todo lo que nos venga en gana.

Salces aduce que el CEO de Facebook sabe que su servicio ya no es atractivo para los más jóvenes y que debe crear algo realmente extraordinario para mantenerse en la cima. Para eso tiene una inmensa base de datos de usuarios con sus relaciones, poder adquisitivo y aficiones. Y recordemos que allí están incluidos los usuarios de Instagram y WhatsApp, que pertenecen a su corporación.

Zuckerberg ya ha anunciado públicamente sus planes de crear un metaverso y se ha propuesto un plazo de cinco años para lograr la plataforma tecnológica que permitirá el disfrute de esos nuevos mundos y dejaría obsoleta a la internet.

En una entrevista con The Verge, Zuckerberg dijo: “Puedes pensar en el metaverso como un Internet incorporado donde en lugar de sólo ver contenido, estás en él. Y te sientes presente junto a otras personas como si estuvieras en otros lugares, teniendo diferentes experiencias que difícilmente podrías tener en una aplicación 2D o en una página web: como por ejemplo bailar o practicar diferentes tipos de ejercicios”

El empresario habla de una versión maximizada de todo lo que internet pudiera ser. Es la posibilidad de “brincar al metaverso, desde que te despiertas hasta que te acuestas, a hacer todo lo que te puedas imaginar”.

Una de las primeras empresas en sumarse a ese proyecto es Ray-Ban, que ya lleva a cuestas el fracaso de crear junto a Google un proyecto de las gafas de realidad aumentada. La nueva alianza con Facebook permitirá avanzar en el desarrollo de un dispositivo que permita vivir una realidad aumentada plena.

La inspiración de Zuckerberg vino de la novela de ciencia ficción Snow Crash, del escritor estadounidense Neal Stephenson y que circula en la empresa tecnológica como una biblia.

La historia narra un mundo virtual que coexiste con la realidad que se llama Metaverso, donde las personas eligen un Avatar con el que encarnan su existencia virtual. Con la maduración de las aplicaciones de 5G, la generación autónoma de inteligencia artificial, la formación de un sistema económico de criptomonedas y el perfeccionamiento de los “wearables”, que son los dispositivos electrónicos que incorporamos a nuestro cuerpo, los usuarios de un metaverso pudieran crear una nueva civilización.

Pesadilla distópica

Pero hay quienes aseguran que ese mundo virtual hipotético no ocurrirá.

Sean Monahan, en un artículo en The Guardian, fustiga la idea de la creación de un sucesor de la internet móvil en el que en vez de solo mirar contenido formemos parte de él. Considera que “los oligarcas tecnológicos como Zuckerberg”, con ambiciones de regirlo todo, son la peor opción para construir un nuevo mundo.

Lo revolucionario no es dispararnos hacia la megalomanía sino encontrar la manera de escalar las soluciones de la realidad virtual a la escala humana.

Otro detractor del metaverso de Zuckerberg es John Hanke, el fundador y CEO de Pokémon Go, quien también es desarrollador y pionero de tecnología de realidad aumentada.

“Pesadilla distópica” es el calificativo que usa Hanke a la propuesta de espacios virtuales compartidos para interactuar, jugar, comprar y vivir todo lo que no podemos experimentar en la vida real.

Hanke escribió que, aunque la idea del metaverso es un concepto genial desde el punto de vista tecnológico, los lectores no han comprendido el mensaje de los libros de Stephenson, que advierten lo que puede suceder si los avances tecnológicos toman el camino equivocado.

En vez de desaparecer en el ciberespacio en medio de relaciones virtuales y efímeras, Hanke desearía que se use la tecnología para motivar a las personas a levantarse, caminar y conectar de manera real con otras personas de nuestro entorno. “La tecnología debería usarse para mejorar esas experiencias humanas fundamentales, no para reemplazarlas”.

Por fortuna, todavía falta mucha tela que cortar hasta que Zuckerberg se salga con la suya y nos arrastre a una galaxia virtual donde él sea el dueño y señor del universo. Ya tenemos bastante con los momentos que dejamos de vivir con los nuestros mientras publicamos y revisamos las fotos posadas en Instagram y Facebook.

Yo elijo vivir en este mundo, con sus flaquezas y virtudes. Llenarme las manos de tierra, pasar frío y calor y pelear con mis niñas mientras escribo estas líneas. El metaverso, como cualquier droga, suena divertido, pero también pudiera ser letal.

Fuentes: The Verge, MC, The Guardian, Niantic,

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