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Encuentros y desencuentros en la negociación con el FMI: ¿sin solución o con final feliz?

Los principales análisis financieros locales y de Wall Street sostienen que tal vez no se cumpla a tiempo con el pago de u$s2.800 millones qué hay que hacer al FMI el 22 de marzo y que será difícil hacer frente a los pagos por más de u$s1.000 millones al FMI este mes. Es probable que en medio de la fuerte suba que experimentó esta semana el dólar paralelo en todas sus versiones, el escenario futuro se asemeje al de los fuertes y continuos cruces entre el país y el FMI que predominaron en la década del 80 y a fines de los 90. La gran duda es si será finalmente el ministro Martin Guzmán quien firmara el nuevo acuerdo.

En aquel momento para Estados Unidos era importante que la Argentina mantuviera en pie su frágil recuperación democrática y mantuvo una actitud permisiva en materia económica que actualmente las autoridades del Tesoro Americano y del FMI no cree que se justifique pero hay recientes señales del gobierno de los Estados Unidos que permiten ser un poco más optimistas luego de la visita de Cafiero y también por el trabajo de concientizacion del embajador argentino en Washington Jorge Argüello. Por ahora el único que le sigue pelando al FMI es el ministro Martin Guzmán.

El viernes, en medio de una nueva corrida cambiaria, Guzmán no solo volvió a recitar esa especie de preámbulo donde expresa que "la economía se sigue recuperando", sino que le volvió a pedir más tiempo al FMI para cerrar el nuevo acuerdo. "Argentina tiene la oportunidad de continuar su recuperación sin la carga de una deuda insostenible pero necesita más tiempo para pagar y quiere llegar a un acuerdo, que es necesario para ambas partes", dijo Guzmán en declaraciones al diario francés Le Figaro.

El ministro aseguró que en las negociaciones con el FMI para renegociar los u$s40.000 millones que le adeuda el país "ofrecemos un camino creíble de reducción del déficit fiscal) que respalde el crecimiento de manera sostenible y si continuáramos en la trayectoria pronosticada por el FMI, se socavaría el crecimiento y la credibilidad del programa de apoyo". Guzman volvió a plantear las diferencias al afirmar que "La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos. No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando", dijo el ministro.

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Argentina busca que el Fondo le "devuelva" los u$s4.400 millones que le otorgó el año pasado

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En ese sentido Guzmán pretende que se le otorgue a Argentina un período de gracia de al menos cuatro años, hasta el 2026, en el que pague "el mínimo interés posible", para impulsar el crecimiento argentino, y lograr superávit fiscal recién en el 2027 en lugar del 2025 como pide el FMI para ir pagando el capital que se le adeuda al organismo.

Además, busca que el Fondo le "devuelva" los u$s4.400 millones que le otorgó el año pasado en concepto de ayuda extraordinaria para enfrentar el Covid-19 y que el Gobierno utilizó justamente para pagar la deuda con el organismo. Tal vez Guzmán no esté al tanto que el mundo va para otro lado como por ejemplo con subas en las tasas de interés en los EEUU que perjudicarán más a la Argentina. Es importante destacar con respecto a este tema las declaraciones del viernes de la Directora Gerente del FMI Kristalina Giorgieva quien advirtió sobre el gran impacto negativo que podría tener la suba de tasas en los países seríamente endeudados como la Argentina. "Los países que tienen altos niveles de endeudamiento en dólares actúen ahora para reprogrmar los vencimientos hacia adelante" manifestó Giorgieva.

Tal vez el ministro deba repasar el funcionamiento no solo económico sino también político del FMI. En ese aspecto podemos retrotraernos 18 de marzo de 2018. Unos 18 años después que Nestor Kirchner decidiera expulsar al FMI de la Argentina, un Director Gerente del FMI volvió a visitar la Casa Rosada para entrevistarse nuevamente con un presidente argentino. Mauricio Macri recibió en Olivos y en la Casa Rosada a la entonces Directora Gerente del FMI Cristine Lagarde. Antes de la visita al país de Lagarde, la última vez que un titular del Fondo había llegado al país fue el 31 de agosto de 2004 y lo tuvo que hacer de mañana, custodiado por policías debido al clima político pesado.

Se trataba del español Rodrigo Rato, quien por apenas 10 horas, trató de negociar un acuerdo con el Gobierno de Néstor Kirchner en medio de las tratativas para la salida del default del 2001. El director del Fondo trató infructuosamente de que Kirchner y su ministro Lavagna, hicieran un ajuste fiscal importante, a cambio del apoyo para el proceso de negociación con los bonistas. Algo muy parecido a lo que ocurre ahora. En esa negociación los directivos del FMI llegaron a pedir la privatización del Banco Nacion Argentina algo que enojo mucho a Kirchner y a su entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández.

El último entendimiento con el FMI se registró el 17 de enero de 2003, reflejado en un acuerdo financiero stand by durante la presidencia de Eduardo Duhalde, mientras era ministro de Economia Roberto Lavagna y la negociación estuvo a cargo del entonces presidente del BCRA, Alfonso Prat Gay con Köhler. Esas negociaciones fracasaron rotundamente , y el organismo levantó su oficina permanente en Argentina.

Luego, Kirchner le pagó en enero de 2006 unos u$s9.800 millones al contado que salieron de las reservas del BCRA y desde ese momento el país no tuvo más ningún préstamo, aparte de que tampoco le permitieron más a los técnicos revisar las cuentas del país como lo indica en Artículo IV. En aquel episodio Pray Gay perdió el puesto de titular del Central, quien fue reemplado por Martin Redrado. Más tarde, durante la gestión de Cristina de Kirchner llegaría a la Argentina la censura del FMI debido a que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elaboraba el INDEC no era confiable y múltiples críticas a los canjes de deuda.

En ese momento, ninguna de las dos partes expresaron la urgencia de cerrar un acuerdo por un nuevo crédito. En aquella reunión, se creyó que podría ser contraproducente para Argentina acordar otro préstamo como señal de debilidad financiera. Tras casi 3 anos y medio de firmado ese acuerdo el total de la deuda bruta llega a los u$s360.000 millones.Cuando se firmó el mismo llegaba a unos los u$s250.000 millones. Es un dato que debería llamar a la reflexión a Guzmán y al resto del equipo económico donde hay algunos funcionarios que creen que están capacitados para reemplazar al ministro.

En ese entonces a través del ministro de Economía Nicolas Dujovne el gobierno Argentino empezaba a negociar un préstamo con el FMI. Se hablaba de unos u$s10.000 millones y finalmente el 7 de junio del 2018 Dujovne junto al presidente del BCRA Federico Sturzenegger anunciaron que el préstamo stand by era de fue u$s57.700 millones de los cuales solo se utilizaron unos u$s45.000 millones que es lo que se renegocia en la actualidad.

El 24 de septiembre presidente Macri recibió un premio en los Estados Unidos, en la antesala del cuarto paro general de la CGT contra sus medidas económicas. Allí, el jefe de Estado argentino cenó con la titular del FMI, Christine Lagarde, con quien reconoció que comenzó "una gran relación" en los últimos meses y confesó que espera que todos los argentinos se "enamoren" de la funcionaria francesa.

Macri fue galardonado con el premio "Global Citizen Award", entregado por el Atlantic Council. El homenaje se dio en la antesala del discurso ante la Asamblea General de la ONU para inaugurar las reuniones del G20 en el Teatro Colón. Macri compartió mesa con la titular del FMI, con quien negociaba ese nuevo un acuerdo stand by. Macri destacó que "comenzamos una gran relación con Christine (Lagarde) unos meses atrás". "Espero que esto funcione bien y que todo el país se enamore" de la presidenta del FMI, añadió.

La relación entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) arrancó en 1956, cuando el régimen de Pedro Eugenio Aramburu decidió incorporar el país al organismo a través de un pedido de asistencia financiera. Tras desnacionalizan los depósitos bancarios y anular la reforma constitucional de 1949, la autodenominada "Revolución Libertadora" deja u$s 1.100 millones de deuda externa, que tras el paso de Arturo Frondizi se convirtieron en u$s1.800 millones en 1962 y luego en u$s2.100 millones al finalizar el Gobierno de facto de José María Guido.

En la última dictadura militar el FMI aportó varios desembolsos. Bajó esa gestión económica, la deuda se multiplicó por seis en seis años, al pasar de u$s 7.000 millones en 1976 a u$s 42.000 millones en 1982. En el último año de gestión de Raúl Alfonsín, el 26 de febrero de 1988, Argentina lograba un acuerdo financiero del tipo de Compensatory Financing Facility, que se tradujo e un Convenio de Financiamiento Compensatorio por Caída de Exportaciones. Pero el primer mandato luego de la recuperación de la democracia había registrado hasta entonces un acuerdo stand by negociado por el ministro Juan Vital Sourrouille y José Luis Machinea como titular del BCRA, con la contraparte del FMI liderada inicialmente por Jacques de Larosiere y continuada por Michel Camdessus, concretado el 23 de febrero de 1987.

Con el Plan Brady de 1989 y la convertibilidad de los noventa, el FMI estrechó los vínculos con los gobiernos locales, que durante algunos períodos cortos habían discontinuado pagos de intereses. El francés Camdessus, séptimo director del organismo entre 1987 y el 2000, quien estuvo aquí en varias oportunidades, era la imagen del FMI para los argentinos, y desde Washington era el responsable de habilitarle recurrentes programas financieros para el Gobierno de Carlos Menem y su ministro Cavallo, de pésima relación con la institución. A fines de 1995 se estima que la deuda del Estado ascendía a u$s 87.091 millones y para cuando Cavallo fue reemplazado por Roque Fernández, en julio de 1996, ya era de u$s 90.472 millones.

La crisis en el sudeste asiático, el colapso de la deuda rusa y la extensión de la crisis a Brasil, llevan al recambio de Gobierno, la llegada de Fernando De la Rúa al poder a fines de 1999 y la salida del modelo de convertibilidad, en un marco de gran deuda pública y elevado déficit. Durante a Alianza prácticamente todas las decisiones económicas eran consultadas al Fondo, que nuevamente habilitó millonarios créditos para paliar el desajuste: el blindaje y el megacanje.

El 10 de marzo de 2000, se concretó un acuerdo stand by con José Luis Machinea como ministro de Economía y Pedro Pou al frente del BCRA. En este tramo de la historia bilateral entre la Argentina y el FMI, en el mismo acuerdo, entre el 21 de diciembre de 2000 y el 7 de septiembre de 2001, también intervinieron Cavallo al frente del Ministerio de Economía y con Roque Maccarone en función de titular del BCRA, siempre con Horst Köhler como intelocutor al frente del Fondo. El blindaje implicó desembolsos por u$s 40.000 millones, mientras que el megacanje fueron de hasta u$s 8.000 millones, a cambio de la Ley de Déficit Cero y otros condicionamientos domésticos. La historia terminó con el corralito, el default de u$s144.000 millones y la peor crisis institucional de la Argentina, aunque en marzo de 2002 se registró uno nuevo apoyo a la reestructuración de la deuda. Los ultimos datos de la deuda conocidos el 17 de enero pasado muestran que el 2021 cerró con una notable aceleración del ritmo de endeudamiento. Los datos de la Secretaría de Finanzas, muestran que en diciembre la deuda bruta de la Administración Central llegó a unos uss 360.000 millones pese a la reestructuración de la deuda con acreedores privados que cerró Guzmán en septiembre de 2020.

El último pedido del ministro el viernes fue al FMI no parece ser muy serio desde el análisis político y económico. "Si el FMI tiene un programa mejor en el futuro, que nos lo habiliten para pagar en más largo plazo". Guzmán destacó que durante el 2021 "redujimos fuertemente nuestro déficit primario (excluyendo los pagos de intereses de la deuda), del 6,4% del PIB en 2020 al 3% del PIB el año pasado". Guzmán tal vez sin saber que está en medio de una nueva corrida cambiaria volvió a criticar el programa stand by del 2018 con el FMI.

Manifestó que "el mismo no logró ninguno de sus objetivos: No permitió que Argentina retomara su crecimiento, no controló la inflación, ni protegió a los más vulnerables. Por el contrario, ha agravado la recesión, el desempleo, la pobreza y la inflación y los u$s45.000 millones que se tomaron en 2018 se destinaron principalmente al pago de deuda con acreedores privados y, en más de la mitad, a la salida de capitales", dijo el ministro quien en caso de , no cerrar rápidamente el nuevo acuerdo con el FMI, sea como sea corre peligro de dejar el gobierno si la actual corrida cambiaria se agudiza.

Después de las reuniones en Washington del canciller Santiago Cafiero el equipo económico y el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) continuan buscando un entendmiento que, de acuerdo a la opinión del mercado financiero local y de Wall Street llegará, pero no se sabe qué tipo de acuerdo se logrará. No hay que descartar tampoco la posibilidad que no haya acuerdo. El cierre de un nuevo acuerdo podría servir para aliviar un poco los problemas que enfrenta el Gobierno en un año con mayor inflación, mucha volatilidad en el mercado del dólar paralelo y un menor crecimiento económico que en 2021 como estiman la mayoría del consultoras económicas que proyectan una suba de entre un 1,5 a un 2,5 % en promedio frente al crecímiento del 4 por ciento anual que proyecta el equipo económico