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¿El uso del móvil es contagioso?

Los seres humanos muchas veces solo somos monitos de repetición. Por ejemplo, cuando estamos con alguien que empieza a bostezar, inconscientemente, lo empezamos a hacer nosotros.

Este fenómeno se llama bostezo contagioso y varias teorías han intentado explicar esta reacción instintiva. Una de ellas afirma que sirve para mantener a varios individuos en el mismo estado: si uno tiene sueño, los demás empezarán a tenerlo. Básicamente es una herramienta que genera uniformidad en un grupo.

Otros investigadores afirman que su base no es otra que la empatía. Del mismo modo que se contagia la tristeza, la alegría o el aburrimiento, se contagian los bostezos: porque tenemos capacidad de ponernos en la piel de los demás. Y también pasa lo contrario: el bostezo contagioso no se suele observar en personas que pueden carecer de empatía, como los que sufren trastornos relacionados con el espectro autista.

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En los móviles
Pues bien, este fenómeno también se observa con los móviles. Así lo asegura un estudio publicado en la revista Human Ethology Bulletin y que ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Michigan.

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Los científicos estudiaron el uso del móvil en sujetos con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años a los que observaron en el campus de dicho centro educativo. En concreto, se fijaron en los momentos inmediatamente posteriores a que alguno de los jóvenes sacara su teléfono, para ver si los demás hacían lo mismo a modo de imitación o de contagio.

Un 24% de los observados utilizaba el teléfono a la vez que los demás, mientras que un 34,1% lo hacía después que observaba a un compañero usando el móvil. Las mujeres que estaban en presencia de mujeres aumentan el uso de su móvil en un 32% mientras que los hombres en presencia de sujetos del mismo género incrementaban su uso en un 25%.

¿Por qué se produce?
Julia Finkel y Daniel Kruger, los autores del estudio, se atreven a aventurar que esta conducta tiene como origen la necesidad de los jóvenes de no sentirse excluidos del grupo: si ven que los demás hacen algo, les imitan de manera inconsciente. También afirman que puede que esta reacción se deba a una forma de mostrar a los demás miembros del grupo que poseen relaciones sociales fuera del grupo, y que el acto de mirar el móvil es una forma de demostrarlo.

El estudio concluye que para llegar a realizar una teoría satisfactoria sobre el fenómeno es necesario investigar a sujetos de otras edades de otros ambientes. Desde aquí les sugerimos que vayan a observar la conducta de los pasajeros del AVE Madrid-Barcelona: se darán cuenta que el uso que hacen del móvil ya no es contagioso, es patológico.