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El lado oscuro del ‘derecho al olvido’ de Google: ¿una amenaza para la democracia?

El llamado ‘derecho al olvido’ en Internet tiene un lado muy oscuro. La norma de la Unión Europea que obliga a Google a borrar enlaces a páginas que contengan datos sobre el pasado de los ciudadanos puede tener un grave impacto sobre los medios de comunicación y sobre la democracia. Así lo parece después de conocer dos casos ocurridos la semana pasada en Gran Bretaña y que reflejan las sombras de esta medida.

El primero de ellos ha sido denunciado por Robert Preston, periodista de economía de la BBC que reveló en su blog que había recibido un aviso en el que se le comunicaba que un artículo suyo escrito en 2007 no iba a aparecer en el buscador a partir de ahora. El texto en cuestión era un perfil de Stan O’Neal, antiguo directivo de la firma Merril Lynch, empresa muy vinculada al escándalo de las hipotecas subprime que fue el inicio del tsunami económico que arrasó las economías occidentales.

El de O’Neal era el único nombre propio que se citaba en el artículo, por lo que el periodista de la BBC intuye que el banquero ha pedido a Google acogerse al famoso ‘derecho al olvido’. Como explica en su blog:

“En mi columna se describe cómo O'Neal fue obligado a salir de Merrill después de que el banco de inversión sufriera pérdidas colosales en inversiones imprudentes que había realizado. ¿Los datos contenidos en la información son 'inadecuados, irrelevantes o que ya no interesan'? Hmmm. La mayoría de las personas dirían que es muy relevante para la biografía de un líder de negocios el permanecer en los registros públicos. Especialmente alguien que ha sido ampliamente señalado por haber jugado un papel importante en la peor crisis financiera que se recuerda (Merrill estuvo al borde del colapso el año siguiente, y fue rescatado por el Bank of America)”.

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Cuando el periodista de la BBC habla de datos "inadecuados, irrelevantes o que ya no interesan" se está refiriendo a los tres requisitos que la justicia europea señala para que Google borre un enlace. Es decir, que nadie puede obligar a un buscador a no enlazar a las noticias que uno quiera, si no a aquellas que sean falsas o que no sean importantes. Dicho de otro modo, José Bretón, el tristemente célebre parricida, no podrá eliminar las noticias sobre su sentencia, porque siempre será relevantes y no es mentira.

El otro caso ha tenido lugar en el periódico The Guardian. Google ha informado a este medio que 6 artículos suyos habían dejado de ser indexados en Europa -es decir, que ya no aparecerían en el buscador-.

Tres de ellos trataban sobre Dougie McDonald, un árbitro escocés de fútbol que protagonizó en 2010 una polémica al primero pitar un penalti y luego decir que no había sido, basándose en la información supuestamente dada por su asistente. Pero se descubrió que el linier no había dicho nada, y esta mentira generó un enorme escándalo.

El redactor James Ball de The Guardian ha denunciado el hecho, y esta vez Google sí ha reculado y ha decidido no censurar los links. Como en el caso del banquero, la información que aparecía en los artículos no era ni irrelevante ni mentira.

Dos buenos ejemplos de que Google no debería ser el que decidiera qué artículos 'apagar' o no, si no un tribunal. Pero la compañía norteamericana no tiene culpa ninguna, solo ejecuta una sentencia de la Unión Europea que parece no ayudar mucho a la calidad de nuestra democracia.