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¿Se ha equivocado Apple al comprar Beats?

Apple ha pagado 3.500 millones por Beats, la compañía famosa por sus aurículares. Sí, esos que llevan los futbolistas cuando se bajan del autobús y que suelen decorar su cuello cuando hablan con la prensa en las zonas mixtas de los estadios.

Pero Apple no ha comprado Beats porque Cristiano Ronaldo y Cesc se pirran por estos cascos. Ni siquiera porque esta empresa haga el sistema de sonido de los ordenadores de gama alta de marcas como HP. Lo más atractivo de esta empresa es su negocio en la música del streaming, y por eso Apple ha soltado el dineral.

Beats Music’ parece ser la única rival que puede hacer sombra al gigante Spotify. Sobre todo gracias a un algoritmo que ofrece a sus usuarios la posibilidad de descubrir nueva música gracias a un original sistema: la app pregunta en qué lugar nos encontramos (en una avión, en el metro, caminando…) y cómo nos sentimos (nostálgicos, eufóricos, cabreados…) para así crear una playlist con canciones que puedan encajar con nuestro estado actual.

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Además, Beats Music cuenta con un gigantesco catálogo (20 millones de canciones), con colaboradores de renombre (con artistas de la talla de Trent Reznor) y acuerdos con las diferentes operadoras de telefonía que le permiten ofrecer packs para que la app esté en varios dispositivos a buen precio.

Lo malo es que Beats Music no es gratuita: solo está disponible mediante suscripción (9,95 dólares al mes, unos 6’5 euros). Y esta es su única fuente de ingresos, ya que carece de anuncios.

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Apple se encomienda a la música… otra vez

El servicio de streaming de Beats cuenta con unos 200.000 suscriptores, lejos de los 10 millones que tiene Spotify, pero parece que la cosa tiene futuro. Al menos así lo creen desde Cupertino, y ahí está la clave de la compra.

No es la primera vez que Apple apuesta por la música. En 2001, cuando la empresa no era ni el 5% de lo que es ahora y todavía arrastraba la profunda crisis que vivió en los 90 -una década en la que Microsoft prácticamente les borró del mapa- Steve Jobs se sacó de la manga el iPod, un reproductor que se aprovechó como ninguno de la crisis de los Mp3.

Mientras las discográficas protestaban por el auge de la piratería, Apple puso a la venta un dispositivo con una enorme capacidad –5 GB, que en 2001 era una barbaridad- que se podía llenar de estos archivos sin importar si procedían de una web de descargas o un disco original comprado con todas las de la ley. Poco después, Apple abrió iTunes, su tienda virtual de música que solo le ha traído alegrías: en 2013 ingresó 5.500 millones de dólares gracias a esta división, más de lo que Nokia, Motorola o el LG ganaron con su móviles.

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¿Un error de Apple?

Pero 2014 no es 2001. No está tan claro que el servicio de streaming vaya a ser un negocio tan jugoso como el del MP3, sobre todo porque muchos artistas se sienten estafados por Spotify y similares. Por ejemplo, para que alguien gane unos 1.000 dólares al mes en este servicio debe haber logrado unos 4 millones de reproducciones, una barbaridad.

Puede que Apple empiece a ofrecer más dinero a los artistas a cambio de exclusivas y así quitárselos a Spotify, pero no parece que pueda ofrecer cifras mucho mejores que las del gigante sueco.

Sabiendo de la fragilidad de este negocio, puede que Apple haya sido víctima del síndrome “Compra grande, ande o no ande”: gastar mucho dinero en algo solo por mostrar a sus competidores que tiene capacidad para hacerlo y no hacer una compra con inteligencia que le haga crecer.