Una aplicación que mide el pulso
Los móviles han ido jubilando al teléfono fijo, a los despertadores, a las calculadoras, a las radios, a las cámaras compactas, a las videocámaras, y casi están acabando con los ordenadores... A esta larga lista de víctimas se unen ahora los pulsómetros. Y todo por culpa de un invento de Fujitsu que es capaz de detectar nuestro pulso cardiaco desde el móvil.
Face Pulse -así se llama la aplicación- no necesita ningún tipo de periférico: funciona gracias a la cámara del dispositivo en el que está instalada. Tan solo hace falta ponerse delante de ella durante cinco segundos, y el software interpreta los datos para dar una medición.
Lo que la cámara ‘lee’ es el flujo de hemoglobina de la sangre, interpretando el color y el brillo de la cara y de esta forma da una estimación del pulso de la persona.
Varias utilidades
Lógicamente, el invento de Fujitsu va a tener muchísimo éxito entre todos aquellos que practiquen deporte, pero también podría tener interesantes aplicaciones en el mundo de la seguridad.
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Por ejemplo, se podría detectar quién está excesivamente nervioso en un aeropuerto o en un interrogatorio, y de este modo saber si está ocultando algo o mintiendo.
Como no, también podría tener su utilidad en el ámbito clínico, ya que sería una herramienta ultra rápida para estimar el pulso y la presión arterial.
Cardiio
Pero esta aplicación no es la primera que utiliza la tecnología este método para estos menesteres. La app Cardiio (disponible para iPhone) hace exactamente lo mismo que el software de Fujitsu, y está disponible desde ya -al contrario que la tecnología japonesa, que todavía no tiene fecha de comercialización-.
Además, Cardiio crea informes basándose en las últimas mediciones, compara los resultados con los de otras personas de nuestra edad e incluso se atreve a pronosticar cuánto tiempo de vida nos queda. Y todo por 2,69 euros.
Pero a pesar de todas estas fantásticas funciones, nada puede vencer a la exactitud de un pulsómetro. Esperemos que en unos años esta tecnología de reconocimiento del pulso mediante el rostro evolucione y sea tan exacta como la clásica cinta medidora que se coloca en el pecho.