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Paradojas de la vida: los funcionarios recuperan poder adquisitivo, mientras los sueldos bajan un 10% en la empresa privada

El Gobierno estudia las posibilidades de devolver a los funcionarios parte de los días libres eliminados con la crisis y subir las nóminas para el año que viene. Dos medidas que contrastan con el descenso de los salarios un 10% en la empresa privada sólo con al última reforma laboral.

Es importante hacer cábalas para mantener contentos a los empleados públicos: son más de 2,5 millones y las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Pero, ¿qué pensarán de esto quienes han perdido el empleo y no consiguen siquiera cita para una entrevista de trabajo? La devolución del 25% de la paga extra de Navidad a los funcionarios a principios de este año tuvo un coste estimado de 230 millones de euros.

Pero los empleados públicos también han reclamado la devolución de los días libres que el Gobierno les retiró en 2012. Entonces los llamados ‘días moscosos’ pasaron de seis a tres y también se redujeron los ‘canosos’ (días libres que se consiguen por la antigüedad en el puesto de trabajo, vaya palabrita).

Hasta la fecha los empleados públicos ya han recuperado dos de los moscosos, pero en Hacienda valoran devolver alguno más (el moscoso pendiente y una parte de los canosos).Desde el Palacio de La Moncloa señalan a los funcionarios como uno de los colectivos más damnificados por la crisis y por eso quieren hacerles un guiño. No queda claro si es para ‘demostrar’ que la crisis ya es parte del pasado o de cara a recuperar el terreno perdido tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales.

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Entre las medidas que baraja el Gobierno se encuentra devolver el 75% restante de la paga extra suprimida en 2012 (con un coste aproximado de 700 millones de euros) y recuperar los días libres

(moscosos y canosos) que les suprimió hace tres años. Incluso el Gobierno hace cuentas para ver si hay posibilidad de realizar una pequeña subida salarial, la primera desde 2010.

En España hay 2,5 millones de empleados públicos, de los que algo más de medio millón dependen del Gobierno central.

Es cierto que el salario nunca ha sido un incentivo para hacerse funcionario, pero en los últimos años las cosas han cambiado bastante. El estrepitoso descenso de los salarios en la empresa privada, la falta de estabilidad y el miedo a no volver a encontrar un empleo aceptable

han convertido a los empleados públicos en profesionales privilegiados y envidiados.

Basta un dato: siete de cada diez trabajadores de la empresa privada se sienten mal pagados y apenas un exiguo 0,3% cree que gana más de lo que se merece. Son cifras de un estudio de Adecco, que revela cómo

la antigüedad ha creado enormes diferencias salariales en los últimos años entre empleados de la misma escala en la empresa privada.

De hecho y según el informe, puede haber una variación del 100% entre las pagas que recibe un recién incorporado y un empleado que lleva más de diez años. Los primeros cobran de media 14.424 euros y los segundos, 29.380 euros brutos anuales. Paralelamente,

la CEOE avanza en su ofensiva por lograr el despido libre y el salario variable,

ingredientes que aportarían aún mayor inestabilidad al mercado laboral del que se han descolgado más de un millón de personas en estos años de crisis. El problema es que si ser empleado público se convierte en la aspiración de cada vez más jóvenes,

¿quién va a mover la economía productiva?

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