Los privilegios del Senado, al descubierto

La renuncia inédita de Ramón Espinar (de Podemos) a su salario y privilegios como senador reabre el debate sobre la austeridad en la Cámara Alta, que para este año 2015 tiene un presupuesto de nada menos que 52 millones de euros. En declaraciones al diario Público, el senador Espinar ha dicho que “Podemos tiene que hacer bandera de esto". Su renuncia le ha costado los abucheos de un grupo de parlamentarios del PP por afirmar que llegaba para trabajar por “poner las instituciones al servicio de la gente y devolver al pueblo la capacidad de gobernarse a sí mismo”.

Espinar es el senador más joven y el segundo que entra por Podemos. Se queda con el salario que cobra como diputado de la Asamblea Regional de Madrid y cumple así con la norma de su partido para los cargos públicos de no cobrar más del equivalente a tres salarios mínimos.

De acuerdo con la Constitución, el Senado cumple las tres funciones propias de todo Parlamento: elaborar leyes, aprobar los presupuestos y controlar la acción del Gobierno, además de otras previstas en diversos artículos de la Constitución.

Las críticas a los senadores autonómicos recién elegidos y a la propia institución han llevado a algunos de ellos a defender la Cámara en público, argumentando que se trata de una campaña de desprestigio. Es el caso de la senadora por Menorca Juana Francis Pons Vila, que censurado el “grave desconocimiento de la función del Senado”, recordando que es la única cámara donde los ciudadanos eligen directamente a sus representantes. Tienen razón porque, al fin y al cabo, esto es lo que se demanda en política, pero viven de nuestros impuestos.

El debate va mucho más allá de una mera cuestión de dinero y tiene más que ver con la sensibilidad política. Sencillamente porque afecta a los privilegios de los senadores y trae a la memoria casos como el de los viajes a Canarias del ex-presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, que levantaron una polvareda en el propio mundo político.

La divulgación de datos sobre los ingresos y prebendas de los senadores ha provocado sonrojo incluso en las filas del PP y PSOE, que se reparten 215 de los 256 asientos disponibles. Gracias al caso Monago ello hemos sabido que todos los senadores disfrutan de una Visa Corporate para pagar peajes en autopistas de todo el país y comprar vuelos nacionales. La tarjeta incluye un seguro de accidentes de un millón de euros, otro de asistencia en viajes y la posibilidad de sumar puntos Iberia Plus para utilizarlos luego en sus viajes familiares o personales.

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Pero eso no es todo. Al llegar al cargo, los senadores reciben también una tarjeta sin límite de crédito para viajar con Renfe, que incluye acceso a salas VIP, parking gratuito en las estaciones y un seguro de accidente de más de 750.000 euros. Si el avión o el tren no les encajan o sus jornadas de trabajo lo requieren, tienen otra tarjeta más con 3.000 euros anuales para pagar taxis las 24 horas del día durante los 365 días del año.

A esto hay que añadir las coberturas sociales (dos pólizas de seguros de accidentes a cargo de las Cortes por 350.000 euros y otra optativa), una indemnización por fallecimiento de 350.000 euros y un plan de previsión social de nivel empresarial.

Tras la polémica por los viajes de Monago, las Cortes decidieron dar más información y transparencia. Hace un par de meses el Senado publicó los gastos de sus señorías en viajes de enero a marzo: 672.218,56 euros. De ellos, 524.122 euros correspondieron a viajes de los senadores desde o hacia su lugar de residencia; 63.588 a desplazamientos políticos y 6.050 a viajes oficiales. Quedan 78,5 millones en gastos de gestión, cancelación y cambio de billetes. Pero sobre todo quedan dudas sobre si esta transparencia es suficiente, si los senadores se han apretado alguna vez el cinturón y si Podemos logrará ganar unas elecciones con estos ‘gestos’.

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