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Las perversiones de la reforma laboral, al desnudo

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La reforma laboral es una de las medidas más polémicas tomadas por el Gobierno. De hecho, casi todos los partidos de la oposición quieren cambiarla sustancialmente o derogarla íntegramente, al igual que los sindicatos.

El análisis de su repercusión en el mercado laboral es complejo pero lo cierto es que van surgiendo voces que cuestionan su idoneidad y alertan sobre sus efectos.

Hace unos pocos días lo ponía de manifiesto alguien tan relevante y poco sospechoso de no entender cómo funciona la relación entre empresa y trabajador como Antonio Catalán, el presidente de la cadena hotelera AC Hoteles. Este empresario que lleva toda la vida en el negocio hostelero ha contado muy crudamente los efectos perversos de la reforma: básicamente la posibilidad de bajar los sueldos libremente y de despedir a quien se quiera para sustituirle por una empresa subcontratada o por otro trabajador que va a hacer lo mismo por menos precios. “Hoy puedo despedir pagando 20 días por año y empezar a subcontratar. Es lo que hacen los que explotan a las camareras de piso, y lo digo con todas las letras: explotan”. Pero “nuestro sector -hotelero- es de personas, no es tecnológico”, añade Catalán, quien aboga porque los hoteles cuenten con plantillas estables, y “no vale todo”.“Nosotros no externalizamos los camareros de pisos. No se puede pagar tres o cuatro euros por habitación; aceptar eso supone un deterioro del producto y de la imagen”.

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[También de interés: Golpe mortal a la discriminación entre trabajadores fijos y temporales]

Porque con la reforma los trabajadores han perdido gran parte de su capacidad de negociación para mejorar las condiciones de trabajo y los sueldos. Ahora, la empresa es soberana para no aplicar un convenio sectorial, donde se conseguían las mejoras más sustanciales. Puede rechazar aplicar ese convenio de sector por motivos económicos.

E incluso están proliferando los convenios de empresa, y de empresas minúsculas, de menos de diez trabajadores, donde la capacidad de negociación es muy pequeña porque el empresario puede intimidar a la representación de los trabajadores más fácilmente.

Antes de la reforma del PP estos acuerdos laborales se rubricaban “en mayor medida en medianas y grandes empresas” y sus condiciones y salarios eran superiores a los establecidos en los convenios sectoriales, explica Comisiones Obreras. Ahora, en cambio, se firman para rebajar los sueldos y garantías pactados en los acuerdos de ámbito superior.

Otro elemento de distorsión de la reforma es su incapacidad para reducir la temporalidad y por tanto la dualidad de nuestro mercado de trabajo ya que la probabilidad mensual de salida del desempleo al empleo indefinido ha pasado del 1,7% al 2,6% en media durante los 12 primeros meses de desempleo mientras que la probabilidad de salida hacia el empleo temporal continúa estando en torno al 11,8%.

Que todavía siga siendo casi cinco veces más probable salir del desempleo a un empleo temporal que a uno indefinido indica que será necesario un mayor esfuerzo para reducir de manera sustancial el grado de dualidad de nuestro mercado de trabajo. Esto lo dicen los economistas de Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

Pero también hay que reconocerle sus virtudes. La reforma ha tenido un efecto positivo sobre el empleo por dos vías: aumentando la probabilidad de salir del desempleo hacia un empleo indefinido y reduciendo la probabilidad de despido para los trabajadores con un contrato temporal, añade Fedea.

IDNet Noticias