Emprendedor por… Porque no queda otra

En la redundante campaña electoral del mes de junio los partidos han puesto mucho énfasis en el discurso de potenciar a autónomos y emprendedores. Es un soniquete que viene desde que se inició la crisis y ahora sigue sonando en la recuperación.

Pero pese a que los vientos económicos son más propensos y el mercado laboral ha salido de la UCI, la percepción de los autónomos sobre su situación y el entorno es mala o muy mala y puede decirse que va a peor.

Lo vemos en un reciente estudio de Adecco, que nos cuenta que la inestabilidad y la precariedad les afectan y una buena parte de ellos no dudaría en engrosar las filas de los asalariados. En concreto, siete de cada diez autónomos aseguran que, si tuviesen la oportunidad, preferirían un empleo por cuenta ajena a tiempo completo. Es decir, que estamos ante emprendedores a la fuerza.

La mayoría de los encuestados puso en marcha su negocio hace menos de tres años, y trabaja en su domicilio. Y suelen estar más solos que la una. El 82% declaró carecer de empleados.

Su deseo de volver a ser contratados se entiende si tenemos en cuenta que, si no se tiene vocación, las condiciones laborales no seducen para seguir. La mayoría de los encuestados por Adecco asegura que suele trabajar más de cinco días a la semana (casi una cuarta parte, todos los días). Y la mitad calcula que su jornada diaria supera las ocho horas. En todo caso, el 51,4% destaca precisamente la flexibilidad horaria como una da las mayores ventajas como autónomo o freelance.

Y respecto al futuro y la jubilación, las cosas tampoco pintan bien. Según un estudio de la UB en colaboración con Vida Caixa, publicado el verano pasado, nada menos que el 85% de los autónomos cotizan lo mínimo y, por tanto, en el futuro recibirán una pensión de jubilación sensiblemente menor a la media de los asalariados.

El resultado es que la brecha entre las pensiones de ambos colectivos ya es más que significativa: en el 2014, los jubilados que habían cotizado como autónomos percibían una prestación media de 678 euros, frente a los 1.143 euros que cobraban los que lo habían hecho como asalariados.

También hay que decir que muchos autónomos aportan lo mínimo a la Seguridad Social, en muchos casos porque no pueden permitirse más. Pero si un ejercicio les va bien, suelen aportar, al final del mismo, dinero a planes de pensiones o seguros de ahorro u otras inversiones para garantizarse unos ingresos en el futuro.

IDNet Noticias