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El pueblo olvidado que se ha hecho rico con la trufa

Sarrión es un pueblo situado en una comarca rural olvidada, como tantas otras en España, ubicada entre Valencia y Teruel, en Gúdar Javalambre. Es además una de las zonas más despobladas de Europa, con densidades similares a las de las estepas preárticas. Pero el abandono y la despoblación de este tipo de territorios, ha dejado paso en esta villa a un boyante negocio que trae prosperidad y vida: el cultivo de la trufa negra.

Con sus 8.600 habitantes, Sarrión es la capital mundial de este preciado hongo. El pueblo turolense se ha convertido en un verdadero referente para este cultivo. No en vano, la producción española de trufa negra en la campaña 2013-2014 fue de unas 40 toneladas, de las que en torno a 36 provenían de Gúdar Javalambre. En el mismo periodo, la producción de toda Francia fue de entre 40 y 50 toneladas.

En definitiva, la trufa es una mina de oro para este pueblo y otros que se dedican a explotar este hongo. Una fuente de riqueza que ha frenado la emigración y el abandono y ha traído la repoblación y la prosperidad. Pero hay asignaturas pendientes, la principal es crear una industria transformadora de la trufa que deje más valor añadido a las comarcas españolas que la explotan.

[También de interés: El pueblo andaluz sin paro que asombra al mundo]

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De momento, el 90% de las trufas españolas se exportan a Francia y desde allí se distribuyen, según detalla El País. También queda mucho por hacer a la hora de divulgar este manjar entre el consumidor español. La demanda nacional es escasa, lejos de la que existe en Francia o Italia.

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El precio es un factor disuasorio. Se fija en el mercado trufero de la zona. Esta semana estaba en 450 y 600 euros el kilo —varía según la calidad y la producción global—, con lo que una trufa de tamaño razonable puede costar unos 20 euros (y con entre dos y cuatro gramos se puede hacer un plato).

Para Sarrión, la trufa ha sido volver a nacer. La explotación de forma sistemática empezó hace casi 30 años e implica que la gente que estaba planeando irse por verse en paro se quede y trabaje, según los productores de la zona.

En el resto de España podemos encontrar zonas truferas en Soria, Huesca o Andalucía, entre otras. Huesca por ejemplo es una de las áreas con mayor superficie dedicada al cultivo de la trufa negra de España, una práctica que ha pasado de las 200 hectáreas repartidas en pequeñas parcelas hace una década a las más de 1.000 que existían en 2014 .

Este aumento ha venido acompañado de la incorporación de los jóvenes al campo con el comienzo de la crisis económica y a través de un mayor conocimiento, formación y el fomento de la innovación.

IDNet Noticias

@Jorcha