Yahoo Finanzas El inglés que se aprovechó de la torpeza del Gobierno, abrió su propia carretera y gana dinero
Parece una fábula con moraleja en la que se contrasta la ineficacia habitual del poder y la capacidad de emprender, superar obstáculos y hacer de la necesidad virtud de algunas personas.
Es la increíble historia de un ciudadano del Reino Unido que tras un desprendimiento de tierras que bloqueó la carretera principal que une Bath y Bristol se ha hartado de las largas que le ha dado el Gobierno para arreglar ese trozo de vía, cuyo bloqueo obliga a usar una ruta alternativa, congestionada y de mala calidad que da un rodeo de 22 kilómetros. Sin embargo se puede llegar de un punto a otro de esa ruta si se abre un camino nuevo de 360 metros campo a través.
Pues pensado y hecho. El británico Mike Watts, considerado “un héroe de nuestro tiempo” según el diario Daily Mail, optó por alquilar varias parcelas colindantes con alguna suya para poder ejecutar el trazado. Encargó el diseño y la construcción de la carretera y cobra un peaje como si de una empresa se tratara. La tarifa es de 2 libras o 2,5 euros por coche y 1 libra ó 1,25 euros para las motos. A cambio los clientes se ahorran media hora de viaje y varios litros de gasolina. Es decir, ofrece, previo pago, una opción para llegar a la ciudad en menos tiempo y con menos atascos.
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Watts ha montado una caseta de cobro típica de cualquier autopista y allí va cobrando la tarifa a los que van pasando. Hasta ahora ha invertido 150.000 libras, es decir, unos 200.000 euros y prevé tener que dedicar una cantidad similar para realizar el mantenimiento de la pista de grava que ha construido.
El negocio no va mal. Hasta ahora han circulado 100.000 coches por la ruta, así que es posible que cuando el Gobierno reabra la carretera principal, este empresario haya ganado bastante dinero. Incluyendo todos los costes espera alcanzar el equilibrio financiero antes de diciembre.
Las autoridades locales no están muy de acuerdo con que haya una alternativa privada y argumentan que sus condiciones de seguridad y confort distan mucho de las que ofrece cualquier vía pública. Lo extraño es que no le hayan clausurado su carretera por este u otro motivo burocrático. No es difícil adivinar qué hubiera pasado en nuestro país si alguien hubiera puesto en práctica una iniciativa similar.
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