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¿Contentos porque no suban los precios? Los peligrosos efectos de una inflación baja

La inflación está en negativo, en concreto en el menos 0,5%. Es decir, que los precios caen. La de agosto es la cifra negativa de precios al consumo más pronunciada desde octubre de 2009, cuando llegó a situarse en el -0,7%.

Puede parecer una buena noticia, y lo es a corto plazo para los que ganan un sueldo bajo o una pensión que no sube apenas, pero perjudica a otros ciudadanos, empresas y administraciones. A medio plazo incluso perjudica a todo el mundo.

Los más perjudicados por una baja inflación son los ciudadanos, empresas o administraciones con mucha deuda porque la ausencia de inflación hace más difícil su devolución. La inflación va diluyendo la deuda porque con inflación el monto de la deuda, aunque no decrezca, va valiendo cada vez menos respecto al coste de la vida general del país.

Como España es un país muy endeudado le conviene que haya inflación. La Administración debe casi el 100% del PIB, es decir, casi un billón de euros y el sector privado –familias y empresas- debe casi dos veces el PIB. Hay que tener en cuenta que la cuantía del PIB se mide contabilizando la inflación, así que si por ejemplo la actividad real apenas crece, pero los precios han subido el 2%, el producto bruto habrá subido ese 2% a final de año y las deudas respecto a ese PIB serán un 2% inferiores.

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Un ejemplo esclarecedor de lo que supone inflación negativa cuando compramos un piso es el que explica el profesor Luis Garicano. Cando te endeudas para comprar mi casa en 100.000 euros, se hace pensando que tendrás que devolver 100.000 euros más el interés. Pero si los precios y salarios caen un 10%, esos 100.000 euros “cuestan” el equivalente a 110.000. Si estabas ya entrampado debiendo 100.000, ahora que mi deuda es efectivamente mayor estoy peor. El resultado también es que los bancos sufren por los mayores impagos y la caída del valor de sus garantías, pues son viviendas que caen en precio. El crédito se contrae. Todo esto lleva a una caída del gasto de los deudores que no es compensada por el mayor gasto de los acreedores.

La recaudación de impuestos es otra de las víctimas de la inflación. Un alto IPC permite a Hacienda recaudar más, ya que si suben los precios, se pagará más IVA, ya que este impuesto es un porcentaje sobre el precio de venta. Si Hacienda ingresa menos será más difícil cumplir con el objetivo de déficit y serán necesarios más recortes en el gasto. Además, el objetivo de déficit se mide en función del PIB, si éste no recibe el estímulo de la subida de precios para aumentar su cuantía, será más difícil también cumplir el objetivo.

De hecho, para paliar este problema Europa pone en marcha este mes un cambio en cómo se computa el PIB que ahora incluirá los negocios ilegales y la inversión en investigación, entre otros conceptos. Esto supondrá que la riqueza nacional crecerá de golpe el 4%.

Otro problema de la deflación es psicológico. Todos somos compradores. Si pensamos que los precios están bajando, muchas decisiones de compra se pararán a la espera de que el producto que queremos baje. De este modo se frena la economía.

Y en un país con tanto paro, si se frena la economía se producirá más paro, con lo cual los efectos teóricamente beneficiosos que puede tener el que el coste de la vida baje para los trabajadores con sueldos menguantes de España o para los pensionistas con prestaciones casi congeladas a larga no es bueno, porque pueden tener más posibilidades de perder el trabajo o en su entorno puede haber más desempleados a los que atender.

IDNet Noticias

@Jorcha