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Conseguir un crédito del banco, ¿misión imposible?

Como suele ocurrir a menudo en este país, hemos vuelto a pasar del blanco al negro en un asunto trascedente. Si hace cuatro años lograr un crédito era relativamente sencillo y eran los propios bancos y cajas los que fomentaban que la clientela se endeudara, ahora, como resultado de esos excesos, todo son trabas y obstáculos para buscar financiación.

La mayoría de los bancos solo están dando crédito para dar salida a la enorme cantidad de viviendas que tienen en su poder. El resto de la financiación que ofrecen es testimonial. Es más, para lograr quitarse de en medio sus inmuebles están haciendo ofertas agresivas, similares incluso a las que facilitaban en las épocas de la burbuja. Pero hasta ahí llega su disponibilidad. Hay entidades que con tal de sacar de sus balances viviendas que se han tenido que quedar por impago del crédito inicial prestan hasta el 100% del valor de tasación en plazos largos y con tipos de interés muy ajustados si tenemos en cuenta lo caro que pagan la financiación a largo plazo.

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Más allá de este tipo de préstamos, es muy difícil encontrar crédito salvo el que puedan conceder ciertos bancos saneados a clientes de elevado poder adquisitivo, con pocas cargas, largo historial de solvencia y con patrimonio para respaldar el nuevo préstamo.

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En todo caso, antes de decidir si facilita el crédito o no, el banco va a escrutar a fondo la situación particular de cada cliente para minimizar al máximo los riesgos. Evaluará varios aspectos, como si el cliente está en las listas de morosos, qué ingresos percibe y con qué regularidad, si posee otras deudas, préstamos personales o tarjetas de crédito, la disponibilidad de avalistas, su historial de morosidad o si está dispuesto a contratar un seguro de amortización del crédito.

El resultado de esta desconfianza hacia los potenciales tomadores de préstamos junto con la agónica actividad económica del país es una caída histórica en el volumen de crédito otorgado por la banca. El descenso en el saldo de crédito en manos de particulares y empresas es el mayor en 50 años, desde que se inician las estadísticas del Banco de España.

El crédito de las entidades a familias y empresas (excluyendo las Administraciones Públicas) cayó un 5,2% en los últimos 12 meses, hasta 1,648 billones de euros, es decir en más de 90.000 millones en un año. Solo en julio el crédito se contrajo en 26.600 millones, la peor cifra con diferencia en términos absolutos en 50 años y la mayor caída porcentual en un solo mes (-1,59%) desde 1994.

Aun peor es la evolución del llamado crédito al consumo, el que se usa para comprar coches, motos, muebles o electrodomésticos que siempre soporta una morosidad más elevada que las hipotecas. Desde los máximos alcanzados a mediados de 2008, el saldo de este crédito bancario no hipotecario a familias ha caído un 20,9%, es decir, en más de 36.000 millones. El ritmo de caída interanual de este tipo de financiación se situó en junio en el 7,1%, un punto por encima del promedio general.

Los bancos argumentan que ellos sí dan crédito, pero que no hay demanda solvente que atender. Sus prioridades ahora son otras: superar las enésimas pruebas de solvencia a que les está sometiendo Europa a través de Oliver & Wyman y Roland Breger, captar fondos para refinanciar sus deudas y recuperar el dinero de los préstamos morosos. Una difícil y larga digestión de los excesos del pasado les queda por delante y al país, por desgracia, también.

@Jorcha