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¿Quién tiene las papeletas para pagar los platos rotos de la subida de impuestos? Los de siempre

Las similitudes entre la crisis que golpea a Portugal y la que azota a España son evidentes. Aunque el país vecino ha sido rescatado formalmente y está aplicando un duro plan de ajuste y recortes bajo la estrecha supervisión de la famosa troika (Comisión Europea, BCE y FMI) y España no o todavía no, las duras decisiones que se toman caminan por derroteros parecidos y la pérdida de soberanía que sufren ambos Gobiernos es bastante similar. En el país vecino, abiertamente; en España, por la vía de los hechos, que no por la del reconocimiento explícito, como ha quedado de manifiesto en la reciente decisión de no revalorizar las pensiones de 2012.

Podríamos decir que lo que ocurre en Portugal es un indicador adelantado de lo que puede pasar en España. Uno de esos asuntos clave es el de la subida de impuestos. La de España ha sido tremenda, de las más elevadas del mundo occidental, y la de Portugal, también, aunque el plato fuerte en este país se avecina el próximo ejercicio.

[Relacionado: España, la campeona del mundo occidental en subir los impuestos]

El aumento de la presión fiscal que sufrirán los portugueses en 2013 será enorme, según ha admitido el propio Gobierno de Passos Coelho, y afectará sobre todo a las clases medias del país, que pagarán hasta un 50% más en el impuesto sobre la renta el año próximo respecto a lo que han abonado en 2012.

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La consultora Deloitte explica esta asimetría por el elevado peso que las clases medias suponen en los ingresos que recibe el Estado por impuestos, ya que cerca de un 57% de las declaraciones de la renta no llegan al mínimo exigido para tributar y están exentas. En las capas sociales de más poder adquisitivo tampoco hay un número suficiente de personas que permita aumentar los ingresos fiscales en la medida en que le hace falta al Estado, por lo que el grueso del esfuerzo proviene de las rentas intermedias.

[Relacionado: Izquierda y derecha, de la mano: acribillan a impuestos a las clases bajas y medias]

En España ha ocurrido exactamente lo mismo. La subida del IRPF aplicada por el Gobierno a partir de los presupuestos generales de este año descansa sobre las clases medias de forma evidente. Los ciudadanos que declaran entre 17.700 y 120.000 euros al año, que suponen el 46% de los declarantes, aportan más del 70% de la recaudación que se va a obtener, estimada en unos 4.000 millones. Por el contrario, los que ganan más de 120.000, el 0,8% del total, van a aportar el 22% de lo recaudado por esta subida impositiva con un esfuerzo relativo en su factura fiscal menor. Por su parte, las clases medias-bajas, las que ganan menos de 17.700 euros, el 55% del total, aportarán algo más del 5% del dinero extra ingresado.

Si a este esfuerzo de las rentas medias le sumamos el impacto de la fuerte subida del IVA llegamos a la conclusión de que el pagano del castigo fiscal de ambos países es uno y solo uno. En Portugal el impuesto al consumo ha subido incluso más que en España. El tipo normal es del 23% y aquí del 21%.

Los expertos coinciden en que la subida del IVA es regresiva, es decir, aumenta las diferencias sociales. De ahí que a los impuestos indirectos, como es el caso del valor añadido, se les denomine impuestos de los pobres. Un mileurista, por ejemplo, dedica al consumo todo su salario, por tanto, todo lo que gana paga IVA. En cambio, el que gana mucho ahorra, y esa parte de sus ingresos no paga IVA. La subida del IVA tiene un gran poder recaudatorio, pero empeora la distribución de la renta. Bruselas quiere subidas del IVA para reducir los déficits de los países del Sur. Pero existe un claro peligro de asfixia fiscal de una gran parte de la población que a su vez estrangule más la economía. A ver cómo se sale de esta.

@Jorcha