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La triste realidad tras el gesto de Carolina Bescansa: así de mal se concilia el trabajo con la familia en España

La noticia política de ayer debía ser el pacto histórico de PP, PSOE y Ciudadanos… pero la imagen de la diputada Carolina Bescansa ocupando su escaño con su bebé en brazos ha llevado la ternura (y la polémica) al hemiciclo y se ha convertido en la imagen más comentada de esta incipiente legislatura. No digamos si es un diputado varón quien se presenta a tomar posesión del cargo con un bebé en brazos.

Los parlamentarios españoles son afortunados porque la Cámara Baja tiene guardería. Buscada o no, la foto de la diputada de Podemos abre un debate un tanto enquistado sobre cómo conciliamos los españoles y qué importancia se le da a la familia dentro de los horarios laborales.

A algunos les ha faltado tiempo para hablar de “postureo”, pero pocos dudan de que este gesto de Bascansa ha servido para dar visibilidad a uno de los problemas de millones de padres y madres ‘normales’ que todos los días tratan de compaginar el trabajo con la crianza de los hijos.

De entrada, y si prestamos caso a las estadísticas, la mayor parte de las empresas dan la espalda a la familia en lo práctico, aunque en sus eslóganes digan lo contrario. Un informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace apenas tres meses aclara que cuatro de cada diez españoles sigue sin poder conciliar vida laboral y familiar por culpa del horario de trabajo. Es uno de los mayores quebraderos de cabeza de los contribuyentes.

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Y lo peor no es eso: la encuesta, enfocada originalmente a conocer cómo empleamos el tiempo libre, pone en evidencia el aumento de la jornada laboral partida y de negocios que cierran a las diez de la noche o más tarde incluso.

La nueva Ley de Igualdad establece guarderías obligatorias para los centros de trabajo con más de 500 trabajadores y, a pesar de las ventajas fiscales, muy pocas empresas lo tienen. De hecho, se hace imposible encontrar estadísticas fiables sobre este asunto y las principales perjudicadas suelen ser mujeres, cuya dedicación doméstica duplica de media al hombre, señala el INE. Entre 2009 y 2014 el paro femenino ha crecido un 7,33%, más que el masculino (5,96%), según UGT.

El 97,7% de los trabajadores con contrato a tiempo parcial para poder simultanear el trabajo con el cuidado de personas dependientes y obligaciones familiares son mujeres, lo mismo que el 95,9% de quienes piden excedencias por cuidado de hijos, señala un informe de IMF Business School. Repsol, Pascual, Vodafone y Mercadona serían las mejores empresas para conciliar y, en el otro extremo IMF sitúa a Media Markt, la minera Tolsa, Porta Aventura y Carrefour.

[También de interés: Por qué hay cada vez más millonarias que millonarios]

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Los últimos años de austeridad han agravado las desigualdades y están alejando a España de los objetivos marcados por la Estrategia Europea de Empleo. La foto de Bescansa con su bebé en brazos ayer en el Congreso invita a una reflexión profunda. Tenemos un problema de envejecimiento de la población, la gente no quiere tener hijos y muchos que ya son padres se sienten atrapados en horarios de trabajo infernales y sólo ven a sus hijos dormidos o, si el trabajo se lo permite, el fin de semana.

El modelo falla y lo hace aún más cuando algunas mujeres renuncian a la maternidad en aras del desarrollo profesional (como si fuera una opción), no cogen su baja maternal o miran de reojo a quienes simplemente prefieren reducir su jornada para ver crecer a los hijos o ejercer de madres. Últimamente sobran casos en el mundo de la empresa y la política.

Quizá la solución a esta España triste y vieja prematura no es implantar más guarderías para delegar en otros la atención a los hijos (y de paso a los padres, cuando toque), sino apostar por medidas públicas razonables para impulsar la natalidad, la conciliación y el desarrollo de un mundo donde los sentimientos, por fin, también cuenten.

IDNet Noticias