Asi resurge una gran ciudad en bancarrota

Ha sido la gran ciudad al borde del precipicio, tal vez el mejor ejemplo de cómo una metrópoli se convirtió de golpe en un triste recuerdo. Durante los últimos cuatro decenios aproximadamente, Detroit, otrora la meca de los inmigrantes y el corazón de la revolución industrial de Estados Unidos, se convirtió en un pueblo fantasma.

Los negocios cerraron sus puertas y los vecinos huyeron en masa, con lo que la población cayó desde un máximo de 1,8 millones de habitantes a los cerca de 700.000 de la actualidad. El rápido declive de la industria automovilística fue la condena de una de las principales ciudades de Estados Unidos que optó por confiar en una única fuente de crecimiento económico. Y la industria del motor no pudo mantener la lealtad de su clientela en plena globalización.

Primero se produjo el colapso y el rescate de los gigantes del automóvil y después fue la ciudad la que acabó pidiendo el suyo. En 2013 la ciudad pasó a la historia por presentar la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos, por un monto de 17.000 millones de dólares. Detroit se quita de encima con su plan de rescate gran parte de su deuda de 11,000 millones de dólares y tendrá 1.500 millones de dólares para gastar en los próximos 10 años para mejorar los servicios esenciales.

Esto incluye inversiones en los departamentos de policía, bomberos y saneamiento. La ciudad también arreglará sus 88.000 farolas, el 40% de las cuales están rotas. Otros fondos federales serán utilizados para eliminar los edificios deteriorados que ocupan gran parte de la ciudad. Los empleados de la ciudad y los funcionarios jubilados se libran también del peor escenario. Han perdido poder adquisitivo pero han salvado sus pensiones, y han dado su respaldo al plan de reestructuración.

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Ha llegado por tanto el día en que la ciudad ha pasado página al salir con éxito de la bancarrota, y además parece que ha aprendido la lección. El Detroit del futuro e incluso el de hoy no se parece al del pasado reciente. Los negocios están resurgiendo. De hecho, los constructores no pueden seguir el ritmo a la demanda residencial en el corazón de la ciudad. En el centro, que parecía una ciudad fantasma, recuerda ahora una versión mini de la ciudad de Nueva York.

La tecnología es el futuro de ciudad, que acoge empresas que antes sólo se encontraban en Silicon Valley. Hay nuevas infraestructura en construcción, incluyendo un sistema ferroviario moderno, los inversores están regresando, y también la moral. Esto no quiere decir que la ciudad no afronte todavía a grandes obstáculos. A la vez que se inyectaban millones de dólares en la reconstrucción, todavía hay sufrimiento masivo en los suburbios circundantes. Muchas casas abandonadas han sido arrasadas, dejando atrás zonas fantasma. La construcción no se mueve todavía al ritmo previsto, obstaculizada por la burocracia gubernamental.

Las ejecuciones hipotecarias siguen proliferando y muchos centros escolares están muy lejos de los estándares de calidad nacionales. Pero de momento la salida de la bancarrota ha permitido a los funcionarios locales empezar a solucionar estos problemas de forma proactiva, aunque llevará su tiempo resolverlos. El nuevo alcalde de la ciudad, Mike Duggan, ha dicho que su objetivo principal es recuperar Detroit y puede estar en ell camino. La tasa de homicidios ha disminuido en un 18% en el último año. Por ahora, la ciudad respalda a su líder y en todos lados existe el convencimiento que el páis volvera, como antes, a llamar a Detroit Motown..

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