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El misterioso monje que gana millones con las bebidas energéticas

Casi nadie conoce a Manoj Bhargava. De hecho, su nombre apenas aparece en las búsquedas de Google. Sin embargo, a sus 58 años, este estadounidense de origen indio se ha hecho de oro inventando una versión moderna de la pócima mágica de Astérix y Obélix.

Bhargava es el creador de 5-hour Energy, una bebida energética que presume de acabar en apenas cinco minutos con el sueño o el cansancio a base de una fórmula secreta compuesta de vitamina B, aminoácidos y nutrientes, que además de no tener azúcar o hierbas estimulantes cuenta con tan solo 4 calorías.

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El elixir creado por el empresario indio se ha convertido en un éxito en Estados Unidos, donde factura cerca de 1.000 millones de dólares anuales y tiene una cuota de mercado cercana al 80%. Nacida en 2004, 5-hour Energy consolidó inicialmente las ventas apuntando a estudiantes y personas que trabajan largas horas, como policías.

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Un 'chupito' de éxito
Tres años antes, Manoj Bhargava era una de esas personas con jornadas interminables. Por casualidad acudió a una feria de productos naturales en California. Después de un día agotador, en uno de los stands le ofrecieron un zumo revitalizante. El brebaje cumplió su función y Bhargava quedó alucinado con las posibilidades de las bebidas energéticas.

Consciente de que no podría competir con gigantes como Red Bull, Monster o Rockstar, pensó en crear un 'chupito' de energía que cualquiera se pudiese tomar sin necesidad de estar sediento o necesitado de un refresco.

La primera partida de 5-hour Energy llegó al mercado hace siete años, y pocos meses después de su comercialización ya estaba en las estanterías de las principales tiendas de EEUU. Pero, a pesar del éxito, Bhargava se mantiene con los pies en la tierra, consciente de que la línea que separa la riqueza de la miseria es muy fina, y él ya la traspasó una vez.

Un empresario precoz
Durante su infancia en India, la familia de Bhargava contaba con una gigantesca mansión, cuidados jardines y un ejército de sirvientes. Sin embargo, en 1967 se mudaron a Estados Unidos para que su padre realizase un doctorado.

Las cosas no fueron como habían planeado y pasaron de la opulencia a vivir en un diminuto apartamento y compartir una coca cola entre los cuatro miembros de la familia "porque no había para más", según ha confesado en una entrevista para la revista Forbes.

Bhargava fundó su primer negocio con 16 años. En cuanto pudo sacarse el carné de conducir, y aprovechando las vacaciones estivales en el colegio, compró un Cadillac destartalado por 400 dólares y se dedicó a transportar material de construcción. Al final del verano había ganado 800 dólares, a lo que sumó los 400 dólares invertidos en el coche, que vendió por el mismo precio.

Su talento para las matemáticas le facilitó obtener una beca para la prestigiosa Universidad de Princeton. Solo duró allí un año. Decidió que lo suyo era la meditación y volvió a India, donde se pasó varios años de monasterio en monasterio.

Aquella experiencia le marcó profundamente. Todavía hoy, el druida de las bebidas energéticas dedica una hora diaria a la meditación y, a pesar de los ceros de su cuenta bancaria, huye de la opulencia: tiene un teléfono móvil que, en los tiempos del iPhone, parece una reliquia, su despacho tiene el olor de los muebles baratos, aún reside en la misma casa en la que malvivió cuando los tiempos eran difíciles y dedica sus beneficios a la filantropía.