Yahoo Finanzas El ministro de Trabajo del Reino Unido dice que puede vivir con 62 euros semanales, ¿y tú?
¿Es posible vivir con 248 euros al mes o, lo que es lo mismo, 62 euros semanales? Sí, al menos eso es lo que contestó hace unas semanas el ministro de Trabajo y Pensiones británico, Iain Duncan Smith, en un programa de radio de la BBC, en el que aseguró que sería capaz de vivir “como un vendedor ambulante”.
Duncan Smith realizó esta afirmación después de que un trabajador denunciase en antena que las reformas implantadas por el ministro, el llamado ‘impuesto del dormitorio’ –que reduce considerablemente las ayudas a la vivienda a quienes tengan alguna habitación no ocupada en su casa y que afectará a más de 700.000 familias–, le obligarían a vivir con esa cantidad a la semana.
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La contestación del titular de Trabajo ha levantado una enorme polémica en tierras británicas, donde más de 400.000 personas se han sumado ya a la campaña digital 'Prove it', que pretende que el político demuestre su afirmación y que lo haga “durante al menos un año”.
A la cola del paro en dos ocasiones
Tras enterarse de la controversia, Duncan Smith ha justificado que él sabía de primera mano “lo que es vivir al límite de la pobreza” y que ya había experimentado esta sensación “las dos veces que me he quedado en paro a lo largo de mi vida”.
Según cuenta el diario 'Daily Mail', en 1981, cuando Gran Bretaña atravesaba la gran recesión de los primeros años de Margaret Thatcher, Duncan Smith abandonó las Fuerzas Armadas y se quedó en paro. Después, a finales de la pasada década, el hoy ministro habría perdido su trabajo como director de marketing de una inmobiliaria.
¿Una vida sin lujos?
Sin embargo, los activistas británicos dudan de que el titular de la cartera de Trabajo y Pensiones, casado con la hija de un aristócrata inglés, se acostumbrase a un estilo de vida sin lujos.
Con esos 62 euros semanales con los que dice que podría vivir, que supondrían una reducción cercana al 97% en sus ingresos actuales, no podría hacer frente a la altísima matrícula de sus hijos en el prestigioso colegio de Eaton o la hipoteca de carísima mansión familiar del siglo XVII.
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