Yahoo Finanzas ¿Cuánto pagarías por vivir en un cobertizo?
Cuando la compañía inmobiliaria Hollis Morgan decidió sacar a la venta un pequeño y destartalado cobertizo de ladrillo de estilo victoriano situado en el centro de la ciudad británica de Bristol, no esperaba hacer demasiado negocio. No esperaban que nadie invirtiese más de 15.000 euros en adquirir aquella vieja caseta llena de escombros situada al fondo de un callejón llenos de maleza. Se equivocaban.
A pesar del estado del cobertizo semiderruido, la puja se cerró en 45.000 euros ante la evidente sorpresa de los organizadores de la subasta. La firma considera que la nueva dueña, de la que no ha trascendido su identidad, se dejó llevar por su vena más competitiva hasta pagar tres veces más de lo esperado.
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“Ni en nuestros mejores sueños esperábamos que el lote se vendiese en el precio en el que se vendió. No hace falta decir que todos los que estuvimos relacionados con la operación acabamos deleitados por la cifra”, han reconocido desde la inmobiliaria al diario ‘daily mail’.
Los planes de la propietaria pasan por reformar el trastero y reconvertirlo en una casa con jardín, aprovechando que el precio medio de las casas en la zona supera holgadamente los 120.000 euros.
Un cubo de basura, una casa.
A pesar del precio, un cobertizo quizá no sea el peor lugar al que llamar hogar. Un arquitecto estadounidense está empeñado en convertir los cubos de basura en casas ‘low cost’, a razón de 3.000 dólares la unidad.
Durante años, Gregory Kloehn ha diseñado apartamentos en el contexto del movimiento tiny-house (pequeña-casa), que resume bien el objetivo de esta corriente que aboga por vivir con lo justo y necesario.
Y, aunque parezca difícil, al cubo de Kloehn le faltan pocas cosas. En el interior hay hueco para una nevera, una pequeña cocina con fregadero incluido, un sofá acolchado que cubre un armario, dos ventanas para dar algo de luz natural y un retrete que se puede conectar al alcantarillado público.
En la parte exterior de la minúscula casa se encuentran la ducha y una barbacoa, ambas soldadas a la estructura. Y el último requisito imprescindible es la electricidad. El diseñador californiano ha ideado un sistema para alimentar luz de la vivienda a través de la red de alguna casa vecina.
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