La polémica campaña que protesta por la discriminación sexual…De los hombres

Cuando hablamos de desigualdad de género, lo normal es que acudan a nuestra mente situaciones en las que la mujer es la víctima: violencia, acoso sexual, diferencias laborales… La causa feminista tiene muchos siglos de antigüedad y a día de hoy sigue siendo una batalla perdida en medio mundo.

Lo que es bastante más inusual es que alguien alce la voz en protesta por la discriminación hacia los hombres. Esto es lo que ha hecho la revista india Maggcom, publicando una serie de carteles que presentan a los hombres como víctimas en diversas situaciones y que ha generado un tremendo debate entre los lectores.

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Cada cartel muestra el rostro de un hombre “amordazado”, con un texto reivindicativo sobre la violencia (“Si tú me abofeteas, es que estoy equivocado. Si yo te abofeteo, tengo problemas de ira”), sobre las condiciones del divorcio (“Aquí estoy, dándote la mitad de mis ahorros cuando fuiste tú la que me engañó, me rompió el corazón y terminó con nuestro matrimonio”) o sobre la percepción de las necesidades sexuales (“Si yo quiero sexo, soy un desesperado. Si tú quieres sexo, estás sexualmente liberada. Si queremos sexo, ¿tiene que ser bajo tus condiciones?”).

Las reacciones han sido inmediatas y bastante previsibles. Muchos hombres aplauden la iniciativa apelando a la igualdad hasta sus últimas consecuencias, mientras que algunas mujeres se han sentido ofendidas por el hecho de que se equipare la discriminación machista, que es un problema grave en muchos países, con lo que consideran nimiedades. Para más inri, la revista que ha lanzado la campaña es de India, un país en que la realidad de las mujeres es especialmente terrible y los casos de violaciones brutales que quedan impunes están a la orden del día.

Según la revista, el objetivo de la campaña es luchar por la igualdad dando voz a los hombres, ya que a ellos no los apoya ninguna institución. Señalan que los hombres se ven obligados a ceder el asiento a las mujeres, que a diferencia de ellas no entran gratis en los clubs y que –atención, porque esto no tiene desperdicio-, “como no tienen la regla no pueden poner la excusa de que están con el síndrome premenstrual para zafarse de un problema”.

No es insensato pensar que de esta idea podría generarse una reflexión sobre los hábitos sociales y los roles de género en el Primer Mundo, incluso conceder que pueden darse, por supuesto, situaciones en las que un hombre sea víctima de una injusticia en un proceso de divorcio o en cualquier otra circunstancia. Eso no invalida las legítimas protestas feministas. El problema es que la situación de las mujeres en el mundo es tan penosa que, al lado de eso, es fácil considerar esta campaña como una trivialidad. Los ánimos están muy calientes y la polémica, servida con mucho picante.