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La forma más original de evitar que se orine en la calle

Las fiestas multitudinarias suponen un quebradero de cabeza para los servicios de limpieza de las ciudades, ya que es muy habitual que las personas orinen en plena calle. En Ámsterdam esta situación es más delicada todavía, ya que el lugar preferido para vaciar la vejiga son los tan representativos canales de capital holandesa.

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Hartos de esta situación, los responsables de la empresa proveedora de agua de Ámsterdam decidieron tomar cartas en el asunto para terminar con esta costumbre tan escatológica y contaminante. Ayudados por la agencia Achtung, pusieron en marcha un original plan precisamente en el día del año en el que más se produce esta circunstancia: Queensday.

Se trata de la principal fiesta para los holandeses, en la que cada año se consumen miles de litros de cerveza. Para evitar que tanta ingestión de líquido se tradujera en personas haciendo sus necesidades en el canal, fabricaron un urinario especial que medía la cantidad de orina que expulsaba cada usuario.

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Este dispositivo estaba conectado a una pantalla gigante en la que se podía ver la evolución del proceso como si de una carrera se tratase. Convirtiendo el acto de miccionar en un juego, lograron que miles de personas compitieran entre ellas y que el canal se mantuviera a salvo. Pero existía un incentivo todavía más poderoso: aquel que consiguiera orinar mayor cantidad recibiría como premio no tener que pagar los impuestos por el agua que se aplican en la ciudad holandesa.

Para dar a conocer la existencia de este juego y fomentar su uso, colocaron carteles y pegatinas en los lugares de la ciudad donde es más habitual que se orine de forma poco ortodoxa. De esta manera consiguieron que muchos contuvieran sus ganas y se aliviaran en los lugares apropiados para ello. Sin duda, las aguas de los canales lo agradecieron...

Los urinarios, soportes publicitarios muy efectivos
El acto de orinar suele ser un momento íntimo en el que las personas se ven 'obligadas' a fijar su vista durante varios segundos en un lugar concreto. Esto supone todo un filón para las marcas, que han sabido aprovechar esta circunstancia para llevar a cabo curiosas acciones publicitarias.

Land Rover, por ejemplo, colocó un espejo en un cuarto de baño que hacía que aquel que utilizara el urinario se viera al volante de uno de sus vehículos.

El canal ESPN promocionó su emisión del Mundial de fútbol convirtiendo los sanitarios en pequeños estadios. Sus usuarios tenían que marcar goles arrastrando una pelota dentro de la portería dirigiendo su orina con puntería.

Una sala de billares de Indonesia aplicó un concepto muy similar, pero en este caso había que desplazar una bola-desodorante apuntando en el lugar correcto para hacer que se moviera.