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Con más de 50 años dio el salto de emprender: la historia inspiradora de Ray Kroc, el artífice del éxito de McDonald's

Incluido en el ranking de las 100 personas más influyentes del pasado siglo, fue a los 52 años cuando dio el paso, pero su vida previa no fue ningún camino de rosas

Hijo de emigrantes húngaros que llegaron a Estados Unidos en busca de fortuna tras la Primera Guerra Mundial, Ray Kroc fue con 52 años el artífice de McDonald’s, la cadena de restaurantes de comida rápida más exitosa del mundo. Hoy McDonald’s tiene hoy 13.000 establecimientos en 65 países, factura más de 28.000 millones de dólares y tiene 7.600 millones de beneficios netos. Ahora es muy fácil verlo, pero la historia tiene miga.

Cabe reseñar, echando la vista atrás, que hasta el pelotazo de McDonald's, la vida de Ray Kroc (su nombre oficial era Raymond Albert Kroc) no fue sencilla. A los 15 años mintió para conseguir un empleo de conductor de ambulancias, fue pianista, vendió tazas de papel, trabajó de DJ e incluso actuó en un grupo de jazz… Sobre todo era un vendedor entusiasta y vivía convencido de que en algún momento llegaría a sus manos algo que le haría famoso y muy rico.

En una de sus peripecias empresariales como vendedor de batidoras para hacer helados, Kroc recibió un día un pedido importante de una cadena de restaurantes del sur de California de la que nunca había oído mencionar. Era un marca de comida rápida que los hermanos Mac y Dick McDonald abrieron en 1948; en ese momento solo tenía 5 locales y los clientes hacían largas colas para hacerse con su comida económica, atractiva y entendida como algo lúdico. Los hermanos se comprometieron a comprarle todas las batidoras de helado que necesitaran pero, como no tenían ningún interés en crecer, no había pedidos. 7 años después, en 1955, Ray Kroc llegó a un acuerdo con los McDonald para abrir un restaurante con su marca y posteriormente se lo compraría todo por nada menos que tres millones de dólares.

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Una vez que la cadena ya se había expandido a la mayor parte de Estados Unidos, en 1967 el ‘viejo’ Roc decidió que debía buscar nuevos clientes fuera del país. El lugar elegido fue Canadá, donde su negocio tuvo un éxito rotundo. De ahí a Europa, Asía y el resto del mundo.

Ray Kroc apoyó el desarrollo de su cadena en cuatro conceptos básicos: el servicio rápido (en 5 minutos, las hamburguesas tienen que estar listas), el reto de que su sabor sea el mismo en Nueva York que en Singapur, el crecimiento mediante franquicia y la limpieza de los locales. De hecho, dicen que hasta su muerte en 1984 acostumbraba a pasearse sin previo aviso por algunos locales para comprobar que las mesas estaban limpias y utensilios, en perfecto orden.

"La base de la totalidad de nuestro negocio es que somos éticos, honestos y dignos de confianza. No somos promotores, somos gente de negocios con un sólido, permanente y constructivo programa que será el modelo a seguir en los próximos años", aseguraba convencido Kroc.

Llegó un momento en el que parecía que todo lo que Ray tocaba se convertía en oro. Fundó el sistema de recogida desde el coche McAuto, la Universidad de la Hamburguesa, una fundación que ayuda a luchar contra el alcoholismo y la diabetes… pero quizá una de sus ideas más geniales el payaso Ronald MacDonald, la mascota de la compañía. Todo un genio: había buscado su momento durante años, vio la oportunidad y no tuvo miedo a ‘meterse en harina’ y propulsar su imperio a la misma edad (curioso) que otros cuentan los meses para retirarse.