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El Gobierno promete casi un imposible: bajar los impuestos que ha subido

El Gobierno está cambiando su estrategia de comunicación a marchas forzadas. Si en 2012 el mensaje era que había que hacer todo tipo de sacrificios para intentar salir del agujero, ahora, ante la irritación social generalizada y tras algo más de un año al frente de los destinos del país, el ejecutivo intenta por todos los medios lanzar señales de esperanza.

Uno de las palancas clave por su impacto en el bolsillo de los ciudadanos son los impuestos. El Gobierno de Rajoy nada más llegar al poder le dio una patada a su programa electoral y decidió realizar una subida fiscal “transitoria” que afectó al IRPF. Después, el año pasado, ahogado por un déficit desbocado mantuvo el impuesto del patrimonio, subió el IVA e incrementó un montón de tasas. Sus propios votantes no salían de su asombro y las facciones más conservadoras del propio partido tampoco.

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Esa revisión del IRPF en principio iba a ser por dos años pero hace muy poquitos meses el ministro de Economía, Luis de Guindos, sugirió que posiblemente tendrían que prorrogarse ante las dificultades para cumplir con los objetivos de déficit.

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Ahora es el propio De Guindos el que anuncia lo contario: la intención del Gobierno de bajar la presión fiscal a partir de 2014 aunque, eso sí, para no generar más desconfianza en los mercados, matiza que haciéndolo siempre compatible con la senda de reducción del déficit comprometida con los socios europeos. “Estoy seguro de que la consolidación fiscal en el futuro será muy sensible en términos de no tener efectos negativos para la perspectiva de crecimiento”, afirma el ministro.

Pero viendo los dramáticos datos de la economía del país, el anuncio parece un brindis al sol o una manera de presionar a Bruselas para que afloje sus exigencias en materia de gasto público. Porque la desviación del déficit es importante y los objetivos para este año y el próximo son prácticamente inalcanzables.

Rajoy cuenta con la baza de que se haga realidad la promesa verbal de la Comisión de que ampliará los plazos para que España cumpla con esos duros objetivos de déficit. Rajoy acaba de anunciar que en 2012, tras las subidas en cadena de impuestos, fue del 6,7%, aunque sin incluir las ayudas a los bancos. Pero el objetivo para este año es de gran envergadura, el 4,5%, y el de 2014, todavía más, el 2,8%. Y por si esto fuera poco, Bruselas acaba de estimar que España tendrá realmente un agujero presupuestario en 2014 del 7,2%, superior al cosechado en 2012 e incluso al que prevé para 2013, del 6,7%.

Resultaría casi milagroso por tanto que España pudiera alcanzar esas metas con la economía cayendo y el paro desbocado. Sin actividad no se generan bases imponibles para recaudar impuestos. De hecho, la mejora en el capítulo de ingresos en las cuentas de 2012 se ha debido al sacrificio de los españoles al pagar muchos más tributos a costa de su propia renta disponible. Como el Gobierno anuncia a la vez que no habrá más recortes de gasto, las cuentas no salen. ¿Cómo se puede reducir más el déficit si se bajan los impuestos y por tanto los ingresos, y los gastos se mantienen o incluso suben?

Además, Bruselas, que impuso la subida del IVA, puede dar más plazo para reducir los números rojos del Estado pero difícilmente aceptará bajadas de impuestos que demoren todavía más conseguir esos objetivos de déficit. Mucho me temo que el Gobierno hará juegos malabares, retocará a la baja alguno de los impuestos con más impacto mediático pero subirá otros que pasan más desapercibidos, como las tasas o el tipo del IVA de algunos artículos y la presión fiscal global seguirá igual o subirá. Si no, al tiempo

[IDNet Noticias]

@Jorcha